La ciencia puede y debe ser divertida
El Congreso Atom By Atom, en su segunda jornada, reunió a Harold Kroto y Heinrich Rohrer, premios Nobel de Química y de Física, respectivamente, con numerosos alumnos vascos. El resultado fue el contrario al que muchos podrían imaginar a la salida de un foro en el que se habló de ciencia. Los profesores no resultaron ser serios y aburridos como «se supone» que deben ser los sesudos expertos en esas disciplinas, y los temas de los que hablaron no tenían nada que ver con esa materia rígida y pesada que esperaban, sino algo que puede llegar a ser apasionante y que no está reñido con la diversión y hasta con el humor, unido al lado humano y que no debe separarse de él. Ése era uno de los objetivos del Congreso. Objetivo conseguido, a tenor de las reacciones de los alumnos tras la sesión. A menudo se oye hablar de la necesidad de acercar la ciencia a la sociedad, pero muy pocas veces se presenta la ocasión de ver cómo. Ayer en Kutxaespazio se demostró que es posible, y que un modo de hacerlo son precisamente iniciativas como la que hizo que muchos jóvenes que asistieron al encuentro se sintieran atraídos por algo que demasiadas veces habían percibido como aburrido e inaccesible o, en cualquier caso, lejano y a lo que jamás se les había ocurrido acercarse al margen de su actividad académica obligatoria.