Al menos 30 personas, entre ellas 10 niños, mueren en Afganistán
GARA
Al menos treinta personas, entre ellas diez niños y siete mujeres, murieron en la provincia de Kandahar, al sur de Afganistán, por la explosión de una bomba artesanal al paso de un autobús, que había salido de la ciudad oriental de Herat y se dirigía a la capital de Kandahar, del mismo nombre.
La explosión tuvo lugar en el distrito de Maiwand, a 40 kilómetros de la capital. La víspera, en este mismo distrito, tres civiles fallecieron y otros dos resultaron heridos por otra de estas bombas artesanales, -conocidas como Artefactos Explosivos Improvisados (IED, por sus siglas en inglés)-.
Las tropas ocupantes admiten que estas bombas representan la principal amenaza para sus soldados. «Los insurgentes han comprendido la gran eficacia de las bombas artesanales y de los ataques suicidas. Es una victoria rápida para ellos y un enorme trabajo para nosotros», declaró el general Jim Dutton, comandante adjunto de las fuerzas de la OTAN en Afganistán.
El primer ministro británico, Gordon Brown, reconoció que «las tres cuartas partes» de las pérdidas de soldados en Afganistán se deben a ellas.
«El enemigo se adapta y evoluciona más rápidamente», subrayó un ex oficial estadounidense que pidió anonimato. «De repente, británicos y estadounidenses se han visto forzados a avanzar a pequeños pasos en sus operaciones para recuperar terreno porque las bombas artesanales se pueden enterrar en cualquier parte», añadió.
Según explican los expertos, son baratas y fáciles de fabricar, ya que van unidas a un minutero, un sistema de control a distancia o un detector de presión que se activa cuando el vehículo pasa por encima.
Con la ayuda de los nuevos equipamientos y centrándose en la formación de expertos afganos en explosivos, la OTAN intenta adaptar su estrategia a este fenómeno. Gran Bretaña, por ejemplo, va a desplegar cerca de 200 especialistas.