Hernández representa a la nueva generación sandinista, que padeció la derrota electoral de 1990 y que ha trabajado desde entonces para volver a conquistar el poder con el objetivo de dar un nuevo impulso a la Revolución y culminar un proceso que quedó interrumpido. Por ello, critica duramente a quienes abandonaron el FSLN y lanzan duras críticas a quienes fueron sus compañeros.

¿Qué diferencias hay en esta segunda etapa de la Revolución sandinista respecto a la primera?

La más grande es que ahora vivimos en paz y estamos trabajando en paz. Es fundamental. No nos estamos enfrentando ni al bloqueo ni a la guerra. Además, en esta nueva etapa tenemos nuevos actores, ya que formamos una nueva alianza con los hermanos de la resistencia nicaragüense que antes fueron nuestros adversarios. Hemos formado una coalición que se llama Unida Nicaragua Triunfa, donde estamos unidos con los que nos fuimos a la guerra. Nuestro lema actual es unidad, reconciliación y paz.

Tenemos mucho apoyo de otros sectores, como la Iglesia católica, que está respaldando nuestras políticas sociales y que inicialmente fueron grandes adversarios. Hemos madurado mucho en el proceso. Un 60% de la tierra está en manos de los pobres, por lo que no es necesario impulsar un reforma agraria tan drástica como la de los 80. Hemos bajado el analfabetismo del 35% al 3,5%. Estamos impulsando programas emblemáticos, mediante leyes que favorecen a la mujer. O el programa Usura Cero, que otorga créditos al 3% anual con fondos del ALBA Solidaria y al que han accedido medio millón de mujeres. Hemos implementado el programa Hambre Cero, que restituye a las mujeres y a los hombres a tener acceso a lo básico, que es el alimento, y del que se han beneficiado 80.000 mujeres. Se ha restituido el derecho a la educación, que estaba privatizada. También el derecho a la salud, que también estaba privatizada. La capacidad energética del país había sido boicoteada y estaba prácticamente en el suelo. Cuando entregaron el Gobierno había doce horas de racionamiento eléctrica. Ahora, tenemos las primeras plantas eólicas, geotérmicas e hidroeléctricas. Tenemos combustible y transporte subsidiado...

Sin embargo, sectores críticos con el sandinismo les acusan de haber renunciado a los principios fundamentales del FSLN para alcanzar el poder.

Quienes han vendido esa idea son algunos intelectuales, que tienen bastante eco en Europa por el control de los medios que tiene la derecha. Sucede lo mismo con el País Vasco, ya que hay informaciones que no llegan a Nicaragua y se da una imagen distorsionada de lo que aquí sucede.

Tenemos claro que muchos intelectuales abandonaron la bandera de lucha. Fracasaron en su vida porque traicionaron los ideales de Augusto César Sandino, de Carlos Fonseca, de José Martí, del Che y de tantos luchadores que dieron su vida por nuestra Revolución y la Revolución Socialista en todo el mundo. No tiene sentido. La bandera de quienes nos critican es anaranjada. Es la primera prueba de que el color rojo y negro de Sandino no les interesa.

Hacen un planteamiento de que debemos convivir con la economía capitalista y que no debemos impulsar el cambio hacia un modelo más humano y progresista. Plantean que quienes se enriquecieron con la Revolución sandinista son nuestros comandantes guerrilleros. Pero no dicen que esos comandantes militan hoy en día en sus filas porque nosotros no los queremos. Así como Joaquín Villalobos traicionó al FMLN salvadoreño, éstos tienen el mismo discurso y fueron a apoyar a Arena en las elecciones recién pasadas.

¿Quiénes? Sergio Ramírez. Yo lo denuncio. Y estoy autorizado por el presidente de Nicaragua para hacerlo. Denuncio a Gioconda Belli, a Ernesto Cardenal, a Humberto Ortega. Los denuncio desde nuestra trinchera de lucha en nombre de los mártires, de los héroes. Nunca nos hemos avergonzado de la bandera roja y negra, ni de los errores y los aciertos que tuvimos en los 80. Los denuncio como traidores y por ser parte del circo mediático de la ultraderecha de todas las naciones europeas, que nos tienen cercados a Cuba, a Nicaragua, a Bolivia, a Venezuela, a Honduras. Los denuncio por ser cómplices del golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya. Se han quedado callados ante el golpe. ¿Dónde se ha visto a Gioconda Belli, a Ernesto Cardenal y a estos intelectuales denunciando lo sucedido en Honduras?

Ellos acusan al presidente Daniel Ortega de enriquecimiento, cuando nosotros todos sabemos que los que se han enriquecido son ellos. Humberto Ortega es dueño de las grandes cadenas de supermercados en Costa Rica. El hecho de que sean hermanos no significa que no vayamos a decir la verdad, porque Humberto está al otro lado.

Desgraciadamente, los cantautores y los intelectuales tomaron un rumbo, que no es el del pueblo. El pueblo sandinista sigue fiel a los ideales y a la bandera sandinista.

Otra de las diferencias respecto a la década de 1980 es que Nicaragua tiene ahora muchos más aliados en Latinoamérica.

Las condiciones nos están favoreciendo. En Centroamérica, tenemos al FMLN en El Salvador, en Honduras tenemos una fuerza progresista a la que le han dado golpes pero que existe, en Costa Rica puede que no tengamos un aliado pero sí un amigo, en Belize tenemos un pueblo aliado y comprometido con nosotros, en Guatemala tenemos un presidente amigo y aliado. También a nivel del Caribe, donde todos los países están aglutinados en el ALBA. Y Sudamérica también ha cambiado.

Hay un horizonte diferente también con países como Canadá o México, que a pesar de tener posiciones conservadoras mantienen buenos lazos de amistad. Tenemos amistad con China comunistas y los hermanos de Taiwán. Y con Rusia y las repúblicas independentistas de Abjasia y Osetia del Sur.

Asimismo, queremos tener buenas relaciones con la Unión Europea, pero el círculo mediático que nos han montado ha hecho que nos bloquee la cooperación. Europa en los 80 nos apoyó porque había gobiernos progresistas, pero ha cambiado mucho.