Todo comenzó a finales del 2006, cuando el equipo que creó la Reactable (o «el» Reactable, pues hasta el momento su género no está muy definido) colgó en Youtube dos sencillos videos demostrativos de las posibilidades del instrumento en el que estaban trabajando desde hacía tres años. La amplia comunidad internauta aficionada a la música electrónica y sus gadgets alucinó, literalmente, con el aspecto de ciencia ficción de la Reactable, y esos videos han sido vistos, a día de hoy, por más de cuatro millones de espectadores. Una de las insignes internautas que descubrió la Reactable por internet fue Björk, la creadora de música electrónica más masivavente reconocida en todos los puntos del planeta. Y Björk, cuya curiosidad es providencial, decidió que tenía que hacerse con uno de esos chismes. El equipo de la Reactable, formado por dos catalanes y dos alemanes y afincado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, construyó raudo una Reactable para Björk, justo a tiempo para que la cantante islandesa pudiera llevársela por todo el mundo con motivo de la gira de su último disco, Volta, que durante dieciocho meses visitó cerca de ochenta ciudades en las que la Reactable fue presentada a la prensa como un reclamo adicional al de la presencia de la propia Björk. Desde entonces, la Reactable no ha dejado de ganar adeptos que esperan con paciencia que algún día se empiece a comercializar, y, mientras tanto, se ha hecho ya con varios premios a la innovación en las ferias de música más importantes. Y es que, aunque se halle aún en fase de prototipo, muchos lo consideran ya el instrumento más revolucionario de este recién inaugurado siglo XXI.

La Reactable, en realidad, no es más que un híbrido entre un sintetizador y una mesa de mezclas de DJ. Lo que sí es realmente revolucionario es la forma en que se maneja, pues se trata de una superficie plana y luminosa que reacciona al contacto de unas fichas que contienen los comandos que van generando los sonidos electrónicos: generadores de audio, secuenciadores de ritmos, efectos especiales y un largo etcétera. Al ser táctil, la Reactable permite una inmediatez inimaginable en los sintetizadores modulares clásicos, que requieren de un laborioso proceso de programación. La Reactable, sin embargo, permite algo que hasta ahora era inédito en el mundo de la música: improvisar todo un tema con sonidos electrónicos.

La tecnología que sirve de base a la Reactable, llamada Reactivision, es tan sencilla como ingeniosa. Cada pieza contiene un código de barras tridimensional que una cámara se encarga de registrar en tiempo real, analizando sus cambios de posición y orientación. Esta información visual es enviada a un ordenador que traduce la manipulación de las piezas en sonido, y de ahí pasa a un sistema de proyectores que se encargan de generar los rayos de luz que el usuario verá en la superficie de la mesa. Estos rayos permiten visualizar la conexión entre las piezas y son también la representación gráfica del sonido que se va generando y de sus mutaciones. La forma de la mesa, redondeada, permite que el uso del instrumento sea además colaborativo, ya que tres o cuatro personas pueden manipularla al mismo tiempo.

La Reactable es una de esas maravillas tecnológicas que uno sabe que existen pero nunca ha podido ver en directo. La mayoría de las trece unidades que existen en este momento están distribuidas por el mundo en museos de la ciencia e instituciones similares. El resto se encuentran en perpetua gira de un país a otro para demostraciones y conciertos. Una de esas últimas Reactable lleva unos días instalada en el museo Artium de Gasteiz, con motivo de la feria de tecnología denominada Movimiento Avanza. Desde el pasado martes niños y mayores han podido acceder a la Reactable e improvisar música electrónica con el movimiento de sus manos, además de asistir a las demostraciones de un músico especializado en su interpretación. Hoy domingo será la última oportunidad de visitar esta exposición gratuita.