La mitad de nuestras calles, plazas y parques presentan contaminación lumínica, es decir, están mal iluminados y derrochan energía innecesariamente. Es el resultado de un estudio realizado por Inergetika en Gipuzkoa. Se han analizado un total de 50 calles y plazas así como 20 parques públicos teniendo como referencia el Real Decreto 1890/2008 de Eficiencia Energética en Instalaciones de Alumbrado Público Exterior. Siguiendo estos parámetros las calles sobrealimentadas derrochan entre un 32 y un 180% más de luz de manera innecesaria.

Para Iñigo Cabanillas, gerente de Inergetika, este estudio no hace más que constatar lo que esperaban, ya que durante muchos años a la hora de realizar un proyecto de iluminación urbanística, se barajaban unos valores no reglados y que en muchos casos han sido claramente excesivos.

Ahora en cambio, con la entrada de la nueva normativa, se marcan unos conceptos y valores a cumplir, que pretende poner orden en el asunto.

Según Cabanillas una luminaria correcta es aquella que conduce la luz hacia la vía pública y no permite que por reflejo o de forma directa se emita este flujo hacia el cielo. La contaminación lumínica es la cantidad de luz que de proyecta hacia la dirección no deseada. La más evidente es aquella que al llegar a las ciudades de noche y antes de entrar, provoca el aura de luz sobre ella