Karzai alude a la «injerencia externa» para cuestionar el nuevo recuento
Hamid Karzai podría rechazar la evaluación sobre el presunto fraude masivo cometido en las elecciones presidenciales, al cuestionar la independencia de la Comisión Electoral de Quejas. Mientras, EEUU busca convencer a sus aliados de que mantengan su apoyo en la guerra.
GARA |
El presidente afgano, Hamid Karzai, podría rechazar el resultado del nuevo recuento que realiza la Comisión Electoral de Quejas (ECC), cuya independencia es seriamente cuestionada tanto por el equipo del mandatario como por sus simpatizantes, quienes ven «injerencia extranjera» en un procedimiento que podría arrebatar a Karzai el triunfo en la primera vuelta.
La ECC se encuentra validando una cuarta parte de los votos emitidos el pasado 20 de agosto tras las numerosas acusaciones de fraude masivo, dirigidas principalmente contra Karzai. Si la ECC anulara esos votos, el presidente saliente perdería, casi con toda probabilidad, el actual 54,6% de votos que le concedería la victoria directa frente a su principal rival, Abdullah Abdullah, que consiguió el 27,8%.
El equipo de campaña de Karzai ha acusado a la ECC de estar sometida a los dictados de la comunidad internacional, «controlada básicamente por extranjeros». Mientras tanto, sus partidarios preparan una protesta masiva esta semana en la ciudad de Spin Boldar (Kandahar) para denunciar la «interferencia extranjera» en el proceso y advertir de las gravísimas consecuencias que implicaría para la población civil la celebración de una segunda vuelta dada la amenaza talibán contra quienes acudan a votar.
Además del peligro talibán, una hipotética segunda vuelta a finales de año presentaría desafíos adicionales. El más importante sería el invierno afgano, que anualmente causa centenares de muertos e incomunica numerosos distritos.
Por eso, el equipo de campaña de Karzai no descarta rechazar la decisión que adopte la ECC.
Ante tal circunstancia, parte de la diplomacia internacional está considerando seriamente obligar a Karzai y Abdullah a que negocien un Gobierno de unidad nacional, que deslegitimaría completamente el proceso electoral que fue vendido por EEUU como un extraordinario avance en la implantación de la democracia en aquel país.
Mientras tanto, el Gobierno de Barack Obama, inmerso en un proceso de consultas para determinar la estrategia a desarrollar en Afganistán, trata de convencer a sus aliados para que mantengan su apoyo y contribuciones a la guerra. Con ese fin, el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, inició ayer una gira por Japón, Corea del Sur y Eslovaquia; el vicepresidente, Joe Biden, viajará esta semana a Europa del Este, y el propio Obama ha tratado estos días sobre esta cuestión con sus homólogos francés, turco, español y británico.
La explosión de una bomba mató ayer a un soldado estadounidense en el sur de Afganistán. Desde el jueves han muerto al menos siete militares de EEUU y son ya 418 los soldados extranjeros que han fallecido este año en ese país, 251 de ellos estadounidenses.