Aparente calma en Río tras los choques que dejaron 14 muertos en varias favelas
La calma parecía haber vuelto ayer a Río de Janeiro después de que el sábado los enfrentamientos entre la Policía y supuestos sicarios se saldaran con al menos doce muertos, a los que ayer se sumaron dos más. Un helicóptero policial fue abatido y dos de sus ocupantes fallecieron.
GARA |
Otros 4.500 policías fueron movilizados ayer en Río de Janeiro, al día siguiente de los enfrentamientos entre presuntos narcotraficantes y sicarios y policías que dejó doce muertos, dos de ellos agentes, en una favela de la zona norte de la ciudad, así como un helicóptero que participaba en la operación abatido.
José Mariano Beltrame, secretario de Seguridad del estado de Río, declaró a la prensa que los refuerzos policiales provenían de diferentes batallones de la región metropolitana, para evitar nuevos intentos de invasiones de favelas. Ayer la situación era aparentemente tranquila en los barrios populares del norte de la ciudad, aunque otros dos supuestos sicarios murieron en la favela Jacarezinho.
Policías civiles y militares están en estado de alerta en los cuarteles y fueron convocados todos los que estaban de vacaciones, aseguró Beltrame. El ministro de Justicia, Tarso Genro, propuso a las autoridades de Río el envío de la Fuerza Nacional, un cuerpo de élite del Ejército dedicado a intervenir en situaciones excepcionales, una oferta que fue rechazada, por el momento, por el gobernador del Estado de Río, Sergio Cabral.
El sábado la Policía intervino en la favela Morro dos Macacos, situada cerca del estadio de Maracaná, para poner fin a una tiroteo entre bandas rivales de narcotraficantes. Los narcotraficantes de la favela Morro do Sao Joao habían tratado de invadir la vecina Morro dos Macacos para tomar su control, informaron las autoridades.
Por primera vez, un helicóptero -con cuatro policías a bordo- que sobrevolaba la favela fue derribado por disparos de los presuntos sicarios y dos agentes resultaron muertos. El helicóptero se vio obligado a aterrizar tras resultar el piloto herido en una pierna y explotó poco después de tocar tierra. Sólo dos de los cuatro policías a bordo tuvieron tiempo de salir.
Tras el derribo del helicóptero estalló un nuevo tiroteo entre los supuestos narcotraficantes y los más de cien policías que acudieron con el apoyo de un vehículo blindado y de efectivos del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE).
Durante los enfrentamientos posteriores, que sembraron el pánico en todo el barrio, fallecieron diez presuntos traficantes. Otras ocho personas, entre ellas dos policías, resultaron heridas y nuevo autobuses incendiados en los barrios cercanos, tras obligar a descender de ellos a sus pasajeros.
Por primera vez, un helicóptero que sobrevolaba la favela Morro dos Macacos estalló tras verse obligado a aterrizar de emergencia después de ser alcanzado por los disparos de los presuntos narcotraficantes. Dos policías murieron.