Magris advierte del peligro de no mirar a la cara a la guerra
Con la entrega del prestigioso premio de la Paz al cronista y germanista italiano Claudio Magris tenía lugar ayer el último acto de la Feria del Libro de Fráncfort antes de cerrar sus puertas. Argentina tomó el testigo de China como invitado de honor para la edición de 2010.
Gara | Fráncfort
El premio de la Paz es un premio de la asociación de libreros alemanes, dotado con 25.000 euros y que se concede desde 1950, con el que se galardona a una personalidad que, por su actividad literaria, científica o artística, «haya servido de manera significativa a la expansión de las ideas pacifistas». Europeista militante, Claudio Magris, de 70 años y originario de Trieste (Italia), es un universitario especializado en Europa central, novelista y ensayista, así como columnista del periódico «Corriere della Serra». Su nombre figura siempre entre los favoritos para el Premio Nobel de Literatura.
En su discurso, Magris apuntó que no mirar a la cara a la guerra es uno de los peligros para la paz y aseguró que, disgregada en muchos conflictos invisibles, la Tercera Guerra Mundial sí tuvo lugar aunque Europa no la haya vivido. «Tras 1945, las guerras en el mundo produjeron cerca de veinte millones de muertos que, a diferencia de los muertos de la Segunda Guerra Mundial, siguen siendo desconocidos y han caído en un olvido brutal», agregó el escritor.
Tras reconocer que existe una fascinación por la guerra en la cultura occidental -«no es coincidencia que la literatura occidental comience con un gran poema guerrero, `La Iliada', y que libros sagrados como el `Mahabarata' y en parte también el Antiguo Testamento sean libros sobre la guerra»-, actualmente, dijo, es ingenuo pensar que la guerra no existe, sólo porque el Rin ya no es una frontera alrededor de la cual luchan cientos de miles de soldados o porque el Telón de Acero haya desaparecido. «Esa frontera no se ha eliminado sino se ha traslado hacia un oriente todavía más oriental», dijo Magris, sobre el Telón de Acero.
«Una frontera que no se ve como un punto de paso sino como un muro y un bastión contra los bárbaros constituye un peligro de guerra latente», agregó. Las fronteras que hoy amenazan la paz, según el escritor, son muchas veces fronteras invisibles dentro de las ciudades europeas. «Fronteras entre nosotros y los inmigrantes de todas partes del mundo que casi no percibimos porque, como dice la canción de Mackie Navajas, `en la oscuridad nada se ve'», dijo el escritor.
Los políticos en Europa, según Magris, tratan a refugiados desesperados que llegan a las costas italianas como si tratara de una peligrosa invasión de piratas. Magris ve además otros «pequeños actos de guerra» y citó el caso de un político italiano, cuyo nombre no mencionó pero del que dice que llegó a ser ministro, que en 2000 fue a Lodi, en Lombardía, donde se inauguraba una mezquita y se paseó por las calles llevando un cerdo de cabestro para provocar a los musulmanes. «Eso también fue un pequeño acto de guerra», dijo Magris.
Con respecto a Italia, Magris expresó su temor de que su país vuelva a ser, con el populismo de derechas actual, el pionero de una desgracia en Europa. «A fin de cuentas nosotros inventamos el fascismo aunque después otros nos haya superado en su celo», dijo. El nuevo populismo, según Magris, está ahora casi en todas partes en Europa y, aunque no debe comparársele con el fascismo, también «es un peligro para la democracia y para la paz».
El gigante de internet Google levantó gran polémica en la 61a Feria del Libro en Fráncfort, por su plan de escanear millones de libros para colgarlos en una biblioteca virtual. Roland Reuss, profesor de literatura en la Universidad de Heidelberg (suroeste de Alemania), fue uno de los que denunciaron públicamente la intención de Google de digitalizar libros disponibles o difíciles de encontrar para ofrecerlos en internet y recoger los beneficios a través de la publicidad. Reuss, en una mesa redonda que tuvo lugar en la feria, echó en cara a Google la posible destrucción de la edición tradicional y «de revolucionar el mercado (del libro), pero el precio a pagar será la desaparición de aquellos que lo producen». Un funcionario de Google en Gran Bretaña, Santiago de la Mora, respondió: «Nosotros resolveremos uno de los grandes problemas mundiales, el hecho de que un libro descatalogado es casi un libro muerto». Su proyecto «revivirá a esos libros, haciéndolos más visibles para 1,8 millones de usuarios de internet, de una manera totalmente controlada».
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