Gorka ANDRAKA I Periodista
La mirada salvavidas
La mano me dio muchas pistas», comenta Gloria. «La tenía apoyada en la barra del autobús, la recuerdo bien. Son manos más planas, dedos más cuadrados. ¿Cómo se lo digo?, pensé. Al final no me pude aguantar y le pregunté si se había hecho algún análisis». La corazonada de Gloria, una doctora catalana de 60 años, curó a Montse. No se conocían, de casualidad tomaron el mismo autobús de línea. Montse tenía un tumor en la hipófisis del que ahora ha podido operarse.
Escucho la historia de Montse y recuerdo a mi amiga Maite que falleció el pasado 12 de octubre de un cáncer de páncreas. Hace un par de días, su compañero nos envió un estremecedor y detallado informe sobre la atención que Maite recibió del Servicio Vasco de Salud–Osakidetza. «Siete meses de sufrimiento, no sólo de dolor físico, en los que he visto como le afectaba en todo este tiempo la falta de cuidado, acogimiento y buen trato (algo distinto es ser citado a pruebas y consultas)». La lista de faltas y agravios conmociona, duele, asusta. Hospitales, ambulatorios, personal sanitario… Pocos se salvan.
«Maite sí contaba con que su cáncer era mortal. Contaba con un poco más de tiempo y contaba sobre todo con que el tiempo no se le fuera en ir y venir del Hospital. Ella quiso tener unos días en los que encontrarse bien, sin dolores, para hacer un viaje conmigo, aunque fuera corto y cerca, para disfrutar unos días antes de su muerte. No se le ha dado esa oportunidad», denuncia desolado su pareja. Repaso los últimos meses de Maite y lloro de rabia. ¿Qué nos queda si perdemos la mirada clara, el oído atento, el gesto cómplice? ¿En qué nos convertimos? ¿Cómo vives si te niegan la vida?ꆱ