Una de las profesiones más antiguas del mundo, dicen ellas, pero también una de las más afrentadas, añaden. Altamente consideradas en la antigüedad griega, despreciadas en las épocas medievales, hoy siguen reclamando su estatus y más competencias.

A comienzos del siglo XIX la profesión médica, ya de por sí masculinizada, digamos que se «apropió» también de la asistencia al parto, pasando la comadrona tradicional a un segundo plano. ¿Ha recuperado hoy el papel de antaño?

Pues, recientemente, se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado el Plan de Formación de la especialidad de matrona. El título se denomina «Enfermera especialista en Obstetricia y Ginecología (Matrona)». Este plan formativo se ha basado en las competencias de la matrona, que han quedado bien descritas. Por lo tanto, sí, la matrona, oficialmente, ha recuperado todo el papel que tuvo antaño. Y estas competencias le responsabilizan también de sus actuaciones. No sólo los ginecólogos serán responsables, sino que las matronas también responderán de sus actuaciones ante la ley.

¿Dónde empieza y dónde acaba el papel de la matrona?

La matrona se encuentra acompañando a las mujeres a lo largo de su ciclo vital, proporcionando los cuidados necesarios en salud sexual y reproductiva, promocionando y cuidando sus procesos fisiológicos. Éstos son responsabilidad de la matrona, ayudando al médico en aquellos procesos que no son normales. Es decir, la matrona no sólo se dedica al nacimiento y el embarazo, sino que comprende todo lo relacionado con la salud sexual y reproductiva.

¿Por qué plantearon en el Parlamento navarro la ampliación de su campo de actuación, incluyéndolo desde la edad fértil de la mujer?

Les presentamos una oferta de servicios. La matrona es una especialidad de enfermería, con un plan de formación que comprende tres años de enfermería y posteriormente dos de especialidad. Si tenemos este plan de formación, si tenemos unas competencias reconocidas... ¿por qué no se nos contempla en aquellos puestos de trabajo relacionados con la especialidad? El futuro de la profesión pasa por ir implantando paulatinamente enfermeras especialistas en aquellos puestos de trabajo de nueva creación, y en la reconversión a plazas de matronas de aquellos puestos de trabajo que queden vacantes relacionados con la especialidad.

Una profesión sujeta a cambios, como el parto. ¿Tenemos claro qué es un parto normal?

No todos lo tenemos muy claro. Y cuando digo todos me refiero a algunas mujeres, sus parejas y a algunos profesionales.

¿Y qué es un parto normal?

La definición exacta de parto normal dice que es el proceso fisiológico único con el que la mujer finaliza su gestación a término, en el que están implicados factores psicológicos y socio culturales. A ello se suma el que su inicio es espontáneo, se desarrolla y termina sin complicaciones, culmina con el nacimiento y no implica más intervención que el apoyo integral y respetuoso del mismo.

¿Qué es, entonces, un parto medicalizado?

Aquel en el que ya se interviene, por ejemplo, poniendo oxitocina, rompiendo la bolsa de las aguas, que incluye monitorización interna...

Al hilo de eso, hoy se discute mucho sobre si la mujer es dueña de su embarazo y del parto. ¿Hasta qué punto lo es?

Le contesto con lo que dice la Ley Básica de Autonomía de los Pacientes. Literalmente dice que «las mujeres tienen derecho a conocer y a decidir sobre las prácticas obstétricas y tienen derecho a participar plenamente en el proceso del parto».

La historia también nos dice que la mujer parirá de pie o en cuclillas, pero nunca tumbada. ¿Por qué no se respeta esa fisiología de la mujer al parir?

Por diferentes motivos, nos hemos formado en la asistencia al parto en la posición de litotomía; es la que todos conocemos. Pero, actualmente, si el proceso de parto es normal, en nuestro servicio se deja a la mujer que adopte la postura que ha decidido, no solamente en el momento del nacimiento sino durante la dilatación. Y es una tendencia que nos consta se está realizando en la mayoría de los hospitales del Estado.

Y parirás con dolor, decía la Biblia... ¿una condena?

Bueno, no es una condena para todo el mundo. El dolor del parto hay quien lo vive como una maldición y hay quien lo vive como un aspecto positivo.