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M. Elejondo | Zarautz

A vueltas con Polanski

Leyendo el último Zazpika, me llama la atención el artículo escrito por Mikel Insausti: «A la caza de la bruja».

A medida que voy avanzando en la lectura van aumentando mi asombro y mi enfado, pues poco a poco el periodista va dando razones que hacen que el lector o lectora vaya pensando: «¡Pobre hombre, cuánto ha sufrido... qué situaciones injustas ha vivido!» Hasta que se le enciende a una el piloto y piensa: Pero... ¿Cómo? ¿No fue él quien violó y sodomizó a una niña de trece años?

A lo largo del artículo va apareciendo Polanski como víctima de conflictos que han marcado su vida, indudablemente. Pero en este caso, él no es víctima sino agresor, violento agresor de Saman-tha Geimer, niña de trece años que lo denunció por violación. El periodista a lo largo del artículo pretende justificar a Polanski, justificar lo injustificable en aras de una infancia dramática y una vida infeliz y desgraciada.

No quiero cuestionar ni la información sobre la vida del cineasta ni si el hecho de encarcelar al cineasta a esta alturas supone un avance en algo o una solución a nada, ni siquiera si fue un justo juicio, pero ahí están los hechos que, por cierto, el periodista ni lo menciona ¡Increíble! ¡Mikel Insausti se ha confundido de víctima: Es la niña y no el infeliz Roman Polanski!

Comenta en el artículo: «Roman Polanski ha sido juzgado por cualquier columnista o contertulio, sin conocer el desarrollo de los hechos a fondo». Creo saber que fue denunciado, juzgado y se le consideró culpable de los hechos, ¿o los famosos cineastas no deben ser tratados en los medios como el resto de los humanos?

Es verdad que la víctima retiró los cargos, pero... ¿y qué? Probablemente lo hiciera por las presiones sufridas y porque quisiera borrar de una vez por todas ese dramático episodio de su vida (es lo que he leído en otro artículo escrito por otra periodista).

Es posiblemente cierto que este hombre haya tenido una vida infeliz desde su infancia hasta su madurez, y es precisamente esto lo que me da pie a la siguiente reflexión:

-¿Puede justificarse y exculpar (éticamente, claro, no judicialmente) de algo tan horrendo a alguien por haber sufrido una vida llena de episodios dramáticos anteriores a la agresión?

-Debemos analizar el porqué de las agresiones sexuales a las mujeres. Nosotras no agredimos y también hemos podido tener una vida llena de sin sabores, situaciones injustas y episodios de drama.

Tenemos que intentar analizar este tipo de hechos no sólo desde el origen mismo de la agresión, sino desde la concepción machista que concibe a la mujer como instrumento con quien descargar las frustraciones, sean del tipo que sean, y como consecuencia de una visión de inferioridad respecto del hombre, hecho éste que queda claramente expuesto en los artículos que justifican su actuación (cuando un hombre tiene una vida dura se justifican sus violaciones si son contra la mujer). Muchos hombres y mujeres tienen vidas duras, pero... siempre son las mujeres quienes sufren violación y muerte.

Espero, Mikel Insausti, que aunque no estés de acuerdo con algunas ideas de las que aquí expreso, sirva esta carta de pequeño punto para pensar y reflexionar sobre un tema serio y preocupante al que debemos dar entre todos y todas una solución y, desde luego, un trato especial y diferente al que se le da en los medios.

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