Eliminados de la Copa
Agonía con final infeliz
Lejos de voltear el 2-0 de la ida, el Athletic ni siquiera pudo derrotar al Rayo, con lo que queda apeado a las primeras de cambio. Como sucediera en Vallecas, los rojiblancos perdonaron numerosas ocasiones, pero también su rival hizo méritos para hacer valer su ventaja.
ATHLETIC 2
RAYO 2
Amaia U. LASAGABASTER | BILBO
La andadura del Athletic en Copa se acabó a las primeras de cambio. Han pasado menos de seis meses desde que se jugara la final, pero la épica que llevó a los rojiblancos a Mestalla no apareció en San Mamés. Y era impresdincible para levantar un resultado tan contundente como el de Vallecas.
No cabe hablar de ridículo -el petardazo del Real Madrid ha puesto el listón muy alto-, pero sí de fracaso. El Athletic tiene otros dos campos de batalla, sin duda más complicados, en los que intentar firmar una temporada feliz, pero uno de sus principales objetivos se ha ido al garete. Y no en una ronda avanzada, o ante un rival de la misma categoría, sino en el debut en el torneo y ante un equipo de Segunda, que ha afrontado la eliminatoria con sus menos habituales y que, por mucho potencial que tenga, ahora mismo ni siquiera ocupa puestos de ascenso.
No hay excusa, por tanto, para los bilbainos. Ni siquiera la cantidad de ocasiones que han generado en los 180 minutos de eliminatoria, muchísimas, porque de nada valen si no se acierta y porque también el Rayo podía haber anotado alguno más.
Incluso ayer, cuando, como sucedió en el Teresa Rivero, el choque podía haber acabado con clara victoria rojiblanca, pero también con triunfo madrileño, sobre todo en unos últimos minutos en los que a su anfitrión no le llegaba la moral ni a los tobillos.
Otra de miopía
Nada lo hacía presagiar en el arranque del choque. No quedaba otra y el Athletic saltó con una sola, y evidente, consigna. Habiendo enfrente una defensa como la rayista, no demasiado lúcida esta temporada, el resultado fue el que cabía esperar: en diez minutos, los bilbainos generaron cuatro ocasiones claras.
Pero la pólvora parecía tan mojada como dos semanas antes y esa curcunstancia también tuvo sus consecuencias. El Athletic se desmoralizó ligeramente, el Rayo se atrevió a salir de su guarida y una fase considerable de la primera parte transcurrió con unos anfitriones a los que la voluntad les llegaba para plantarse en el área con asiduidad, pero no para agobiar, y un rival al que la velocidad de sus puntas y la tranquilidad del resultado de ida permitía amenazar con la sentencia.
Armando incluso tuvo que lucirse en un par de ocasiones, aunque también hubo un balón al larguero para los locales que, poco antes del descanso, volvieron a dar un arreón. Y esta vez con premio. Llorente cabeceó una buena acción de Susaeta por la derecha, Coke metió la punta del pie y el balón se fue a la portería. La grada respiró, por primera vez en bastante tiempo se escuchó más a la aliviada afición rojiblanca que a la rayista, el equipo resurgió y la Catedral vivió, durante algunos minutos, el ambiente que tenía que haber reinado toda la noche. Pero el descanso estaba al caer y acabó con una magia que, en la reanudación, también llegó por dosis.
Del cielo al infierno
Volvió a intentarlo el Athletic desde el pitido inicial, pero esta vez su rival no esperó para buscar el gol que cerrase la eliminatoria. Así que el balón pasaba más tiempo en la parcela madrileña, pero también aparecía con peligro, bastante, en las inmediaciones de Armando, obligado a sacar otro par de manos milagrosas. La historia de las ocasiones se repitió, desgraciadamente, con los goles y los rojiblancos pasaron del cielo al infierno sin solución de continuidad. Y por partida doble.
Llegó el primer jarro de agua fría a veinte minutos del final. Con el Athletic volcado en un córner, el Rayo no desaprovechó la contra, un balón largo para Collantes que tocó Ustaritz pero que el gaditano acabó transformando en el empate.
La empresa era aún más considerable que setenta minutos antes, con la obligación de anotar tres goles. Y, sin embargo, la esperanza renació de inmediato, con una falta botada por Pablo Orbaiz que cabeceó Javi Martínez. San Mamés quería creérselo, pero la locura del partido lo impidió porque la respuesta del Rayo volvió a ser inmediata. Y definitiva. Sólo cinco minutos después del 2-1, y con apenas otros diez por delante, Edu Albacar transformó una falta directa y convirtió la Copa en un sueño imposible.
La noche pudo acabar aún peor, porque el equipo de Pepe Mel aprovechó el hundimiento de los bilbainos para amenazar seriamente en otro par de ocasiones. La fortuna evitó que la sangría fuera mayor. No el disgusto, que costará olvidar.
No descartó la posibilidad, ni mucho menos, pero Fernando García Macua aseguró ayer que aún no es tiempo de hablar de la posible renovación de Joaquín Caparrós.
«No es aún el momento -señaló, en una entrevista concedida a Radio Euskadi-. Le hemos visto siempre capacitado para dirigir a este equipo, pero hablaremos de su renovación más adelante». Macua reconoció que, en algunos momentos, el técnico ha podido acusar «el desgaste de entrenar al Athletic», al desempeñar una labor que «está terriblemente expuesta a los resultados» y en «permanente exposición a la opinión pública», pero recordó que esas circunstancias también se dan con los jugadores y la propia Junta directiva.
El presidente rojiblanco adelantó, asimismo, que en breve se realizará una oferta de renovación a Fran Yeste -está convencido de que se alcanzará un acuerdo sin problemas- y explicó que la reciente ampliación del compromiso con Pablo Orbaiz, que en un principio se había anunciado por dos temporadas, podría ampliarse a tres si el jugador cumple una serie de objetivos.
Macua, cómo no, también se refirió al nuevo San Mamés, asegurando que los posibles usos públicos del estadio pueden ser «perfectamente compatibles con los acuerdos» aprobados por la Asamblea de Comprimisarios -refrendados por el mismo órgano hace un par de semanas-, pese a que éstos pasan, precisamente, por que su gestión y explotación correspondan exclusivamente al Athletic.GARA
La efectividad, o más bien su ausencia, fue la principal culpable de que el Athletic no esté en el sorteo de octavos de final. Así lo consideraba Joaquín Caparrós, decepcionado por la eliminación en un torneo que ilusionaba a la plantilla tanto como a la afición, y apenado porque el esfuerzo de sus jugadores había quedado sin premio.
«La eliminatoria se nos complicó mucho allí con todas las ocasiones que tuvimos y no materalizamos -lamentó el técnico-. Este partido ha empezado parecido. La gente lo ha dado todo, se ha entregado, pero no hemos tenido la fortuna de marcar. Ellos se han organizado bien, han reaccionado enseguida e incluso han podido ganar en los últimos minutos. Nos ha faltado, sobre todo en el partido de allí, marcar alguna de las ocasiones que hemos tenido».
Caparrós reconocía que el equipo acabó muy «decepcionado porque es una competición que nos gusta mucho y en la que teníanos mucha ilusión puesta, sobre todo tras lo del año pasado. Nadie puede decir que hemos entregado la Copa, porque hemos peleado mucho, pero el Rayo ha metido más goles».
Y si había un jugador especialmente decepcionado por la eliminación, era Armando, al que su técnico había designado como el portero titular en la competición. Como sucediera en Vallecas, ayer ofreció una gran actuación, pero el consuelo era inexistente. «Estoy fastidiado porque el míster había confiado en mí para este torneo. Estaba muy mentalizado e ilusionado, como el resto de la plantilla y la afición, así que qué más da el aspecto personal. Yo quería pasar y me voy a casa bastante fastidiado», insistió.
El guardameta, al menos, sí espera haber demostrado en estos dos partidos que «me encuentro bien y preparado para estar a la altura de lo que el equipo necesite, cuando sea necesario».A.U.L.
El Athletic se solidarizó con los tripulantes del «Alakrana» que permanecen secuestrados desde el pasado 2 de octubre. Una representación de sus familiares saltó al césped de San Mamés con una pancarta bajo el lema «Gure arrantzaleak askatu».
Entre diez y treinta días. Ése era el plazo de recuperación que calcularon los servicios médicos después de que Gaizka Toquero cayera lesionado frente al Atlético de Madrid. Y el gasteiztarra apuró al máximo -al mínimo, en este caso- porque exactamente diez días después regresó, no sólo a la convocatoria, sino a la formación titular.
Joaquín Caparrós y Pepe Mel parecen haberse puesto de acuerdo para evitar el duelo entre los primos Susaeta. Markel ni siquiera viajó a Madrid para disputar el partido de ida y Néstor, que sí había venido a Bilbo, fue uno de los jugadores descartados finalmente por su técnico, con lo que siguió el encuentro desde la grada.
El asturiano Manuel Enrique Mejuto González dirigirá el encuentro que enfrente a Athletic y Barcelona el próximo 21 de noviembre -este fin de semana no hay Liga en Primera- en San Mamés. Una semana después, será el gallego Bernardino González Vázquez quien arbitre el choque que disputarán Almería y Athletic.
Además del Rayo, anoche también certificaron su clasificación para octavos el Getafe, el Racing y el Mallorca. El último nombre del bombo saldrá hoy del encuentro entre Almería y Hércules.