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Análisis | Ocupación sionista de Palestina

La demanda de un Estado palestino no convence

 Israel ha vuelto a conculcar la legalidad internacional autorizando la construcción de 900 nuevas viviendas en una colonia sionista en el entorno de Jerusalén y la respuesta ha sido de nuevo dejarles hacer.

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Martxelo DÍAZ

La propuesta de un Estado palestino en el Consejo de Seguridad de la ONU está estancada por el rechazo de EEUU y la UE mientras Israel sigue imparable con la colonización de Jerusalén. En cualquier caso, esta propuesta podría ocultar una maniobra de Mahmud Abbas.

El anuncio de que los negociadores de la Autoridad Palestina tienen la intención de que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución a favor de la declaración de independencia del Estado palestino ha provocado una furibunda reacción por parte de Israel, que ha llegado a amenazar con anexionarse unilateralmente el territorio que ocupan las colonias sionistas en Cisjordania, un territorio del que, por otra parte, ya se ha apropiado por la fuerza y haciendo caso omiso de la legislación internacional.

Los dirigentes israelíes pueden dormir tranquilos, puesto que tanto la UE como EEUU, sus tradicionales aliados, ya se han mostrado contrarios a la declaración a favor del Estado independiente palestino.

De hecho, en lo que se puede calificar como una nueva provocación, Israel ha decidido construir 900 nuevas viviendas en una colonia cercana a Jerusalén. La reacción de la UE ante este nuevo incumplimiento de la legalidad internacional por parte de Israel ha sido declarar que está consternada. Y punto.

EEUU puso la exigencia de paralización de la ampliación de las colonias sionistas para que se reanudaran las conversaciones entre la Autoridad Palestina e Israel.

Nada nuevo. Israel sigue haciendo lo que quiere al margen de la legalidad internacional y las reacciones se quedan en meras condenas, en papel mojado.

En cualquier caso, la propuesta de la Autoridad Palestina de crear un Estado a finales de 2009 refleja el fracaso de la apuesta de los dirigentes de Al- Fatah por Oslo en 1993, presentado como el germen del futuro Estado palestino, que se ha convertido en un espejismo, con una Cisjordania convertida en un archipiélago de islas-ciudades aisladas y rodeadas de colonias.

No se puede olvidar que esta aparente apuesta por la firmeza y por la reivindicación de la estatalidad se produce en uno de los momentos en que la Autoridad Palestina está más debilitada y desprestigiada, en medio de anuncios de su presidente, Mahmud Abbas, de que no se presentará a la reelección y de que, incluso, está dispuesto a abandonar todos sus cargos en la OLP y en Al-Fatah.

En la complicada política palestina no puede descartarse nada, pero los últimos movimientos parecen apuntar a la estrategia del Gatopardo, cambiar algo para que lo esencial quede inmutable.

En un escenario en el que la propia celebración de las elecciones en enero está en el aire, parece que Al-Fatah no está dispuesta a someterse a la voluntad popular tras años de gestión marcadas por la inoperancia y la corrupción.

El ex primer ministro Ahmed Qureia, uno de los fontaneros de Al-Fatah, ya ha manifestado que la solución de los dos estados -uno palestino en Gaza y Cisjordania y otro israelí en los territorios de 1948- no es viable después de la decisión de Israel de construir las 900 viviendas de Gilo.

Hamas ha manifestado, a través de Ismail Haniyeh, el primer ministro del Gobierno de Gaza, que valora positivamente la demanda de instauración de un Estado palestino por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.

En este sentido, Haniyeh destaca que esta nueva dinámica supondría un giro de 180 grados en la política que hasta el momento ha llevado a cabo la Autoridad Palestina liderada por Al-Fatah.

El dirigente de Hamas también resalta que para lograr este objetivo es preciso lograr la unidad palestina, por lo que destaca la importancia de las conversaciones que se desarrollan en El Cairo.

Precisamente, el resto de formaciones palestinas han achacado a Abbas que la convocatoria unilateral de elecciones para enero sin esperar a que cuajen las conversaciones de El Cairo no ayuda a esa unidad, sino que ahonda en la división palestina. Dicho en otras palabras, que beneficia más al ocupante que al ocupado. Y a los burócratas de Al-Fatah que quieren mantenerse en el poder para seguir beneficiándose de los fondos que recibe la Autoridad Palestina.

Por eso, no se puede descartar que la propuesta de declaración a favor del Estado palestino por parte de la ONU sea una mera maniobra de los dirigentes de Al-Fatah destinada a provocar una reacción furibunda de Israel -¿se detendrá con la ampliación de Gilo o realizará una nueva matanza?- y llevar la siempre inestable situación palestina al límite de lo sostenible.

Posteriormente, Abbas podría anunciar que renuncia a su retirada, aparecer como «salvador» y mantenerse en el poder para seguir negociando las migajas que los ocupantes y sus colaboradores quieran darle.

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