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«Si nos quedamos aquí, firmaremos el acta de defunción como especie»

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Pablo de León
Diseñador de las futuras «viviendas» lunares

A sus 45 años, este argentino director del Instituto de Trajes Espaciales de la Universidad de Dakota del Norte era conocido por ser el «sastre» de la NASA. Desde hace unos días, es el «constructor» encargado de diseñar las primeras «viviendas» que EEUU proyecta llevar a la Luna en 2020.

Joseba VIVANCO

Si se cumplen los últimos planes anunciados por la Agencia Espacial Estadounidense (NASA), el ser humano volverá a la Luna hacia 2020 y lo hará para quedarse más de unas horas. La idea es establecer en suelo lunar una avanzadilla de habitáculos permanentes, una especie de estación espacial. Este ingeniero, que con nueve años construía ya cohetes y hoy diseña trajes espaciales para la NASA tanto para viajar a Marte como a la Luna, acaba de ganar el concurso convocado por la agencia para diseñar esas futuras instalaciones. Es el proyecto más trascendente de su dilatada carrera profesional, dedicada a la aventura espacial. En esta entrevista para GARA, revela los entresijos de su sueño más apasionante y sus deseos para la futura exploración espacial.

¿Usted de niño también quería ser astronauta?

Siempre me fascinó la aventura espacial, desde pequeño. Yo crecí en la segunda mitad de los años sesenta, donde la carrera espacial era parte de nuestra vida. Los rusos y los norteamericanos estaban intentando llegar a la Luna. Finalmente, en 1969 fue todo un acontecimiento en mi casa. Mis padres y mis abuelos me despertaron cuando los astronautas pisaron por primera vez la Luna para que pudiera verlo. Me acuerdo que mi abuela se puso los anteojos de ver de lejos y se asomó a la ventana, donde había una Luna impresionante, ¡a ver si podía ver algo de los astronautas! Creo que desde aquello siempre quise hacer algo en el tema espacial. Me hice técnico primero, después ingeniero aeroespacial, y aquí en Estados Unidos he podido trabajar en esto que me parece tan apasionante.

Aquella fascinación acabó con usted dirigiendo hoy el Laboratorio de Trajes Espaciales de la Universidad de Dakota del Norte. ¿En qué trabajan ahora?

Estamos terminando la construcción del NDX-2, que es un prototipo de traje espacial avanzado para la exploración lunar. En las próximas semanas estaremos haciendo las pruebas preliminares y más adelante, pruebas `de campo' en una zona desierta en el oeste del estado de Dakota del Norte.

¿Tanto han cambiado los trajes actuales desde Neil Armstrong y compañía?

Han cambiado mucho, y comparativamente hay muchísimas diferencias entre los trajes de ayer y hoy. Primero, el traje del Apollo era de los que servían para estar dentro de la nave espacial, en caso de que hubiera una descompresión súbita de la misma, y también servían para el exterior, tanto para la parte de vuelo a la Luna, o sea la porción de gravedad cero, como para la superficie lunar. Hoy día, tanto los rusos como los norteamericanos utilizan dos sistemas de trajes para ambas fases. El usado en el Apollo, el A7L, tenía sus defectos, uno de los cuales era que después de un par de caminatas espaciales estaba listo para mandarlo a un museo. ¡Hasta las suelas de las botas lunares en algunos casos se han deteriorado mucho, y eso después de sólo unas pocas horas en la superficie de la Luna!

¿Y cómo son los de hoy?

Hoy día, cuando la NASA planea establecer una base permanente, o semipermanente en la Luna, necesita operaciones extravehiculares continuadas en la superficie, en algunos casos usando diariamente los mismos trajes durante semanas o meses, con ninguna o mínima inspección y reparación. Por eso, los trajes deben ser diseñados en forma muy diferente.

En estos 40 años hemos tenido avances en materiales textiles y compuestos. De todas formas, hemos aprendido mucho de esos trajes. No es necesario reinventar la pólvora y muchas ideas pensadas en ese momento son muy útiles hoy día.

También hago mucha investigación de trajes espaciales rusos y he estado en Moscú en la fabrica Zvezda, para estudiar los trajes de ese país, excelentes y muy resistentes.

Buena parte de sus esfuerzos los centrará en los futuros habitáculos lunares. «Responsable de construir casas en la Luna», le definían a usted estos días en la prensa. ¿Casas?

Para nada, eso es otra demostración de la excesiva simplificación de manos de parte de la prensa. Las gacetillas de prensa oficiales enviadas por la Universidad y la NASA no tienen nada que ver con lo que salió publicado. En realidad, mi equipo de trabajo y yo ganamos un concurso de la NASA para desarrollar una estructura inflable que podría usarse para construir hábitats en la Luna, con vistas a la creación de una base allí.

¿Y cómo serán?

Son módulos inflables interconectables entre sí, que ocuparían muy poco espacio dentro de la nave espacial, y una vez inflados, tendrían suficiente espacio interno, para que los astronautas puedan vivir con cierta comodidad. Permanecerían allí unos 180 días. Serían como un cilindro de tres metros de diámetro por diez de largo. Lo más complejo va a ser construir y montar esos elementos en tierra, para ver si funcionan bien.

Una cosa es el proyecto y otra hacerlo realidad allá arriba en la Luna. ¿Cuándo lo veremos?

Sin duda, este proyecto es otro de los estudios que la NASA encarga a universidades e institutos de investigación, y si va a usarse o no en la Luna depende de muchas cosas, entre ellas, del apoyo o no que el presidente Obama le dé al regreso a la Luna, especialmente en vista de la situación económica en Estados Unidos y el resto del mundo.

Lo interesante es que una vez que alguien hace este tipo de estudios, los resultados estarán para cuando, en algún momento, más o menos cercano, alguien definitivamente quiera retornar a la Luna. Los planes de la NASA hoy día hablan de volver para 2020, pero aún no está firme el compromiso del gobierno para lograrlo.

¿Y cómo se supone que será la vida de los astronautas dentro de estos habitáculos?

Creo que parecida a la vida de las tripulaciones que se encuentran en las bases en la Antártida. Una mezcla entre eso y la de los astronautas en la Estación Espacial Internacional.

¿Cuál es el mayor peligro para unos habitáculos de este tipo allí fuera en el espacio?

Sin duda, la radiación. La salud de los astronautas podría sufrir grandes riesgos en caso de radiación. Por eso se están pensando sistemas de protección basados en regolito lunar, o sea suelo lunar, colocado sobre los hábitats que, en cantidad suficiente, protegerían a los astronautas de tormentas solares, y demás. Estos laboratorios inflables podrían ser tapados con un metro de ese suelo lunar para protegerles de la radiación.

¿Y cómo prueban los materiales aquí en la Tierra?

Hay todo tipo de pruebas medioambientales que se realizan a los diferentes elementos, telas, metales, materiales compuestos y demás. Se colocan en cámaras de baja presión, para simular el vacío y hay materiales muy parecidos al suelo lunar, o marciano, que se usan para probar efectos de la abrasión, adhesión y demás fenómenos en los diferentes materiales. La prueba `de fuego' es cuando va al espacio, pero aquí se puede realizar una simulación bastante parecida.

Vivir en la Luna es un objetivo o tan sólo utilizarla como plataforma para viajar más lejos, digamos a Marte...

La Luna, por su cercanía, es un excelente lugar para probar equipos y técnicas que más tarde serán usadas para Marte y más allá. Si tenemos un problema, con, digamos un generador de oxígeno, estando a sólo tres días de la Tierra, es una cosa, pero si lo tenemos en viaje a Marte, con un año para volver a nuestro planeta, es otra. La Luna queda cerca, y es, relativamente, económico llegar.

¿Estamos los humanos inevitablemente «condenados» a colonizar otros planetas?

No tengo dudas de que va a ocurrir, pero no sé cuándo, porque frente a lo que se pueda pensar, depende más de factores políticos que económicos, ya que se gasta muchísimo más dinero en cosas sin sentido. Quiero decir que es sólo tomar la decisión. El presupuesto de la NASA es menos del 1% del presupuesto federal de EEUU, o sea que tampoco es que se gaste demasiado en el programa espacial, y de cada dólar que se invierte en el espacio vuelven siete para la economía de este país, porque el dinero se usa para pagar empleos, materiales y procesos... Pero su pregunta era otra...

Así es. Si llevamos en nuestros genes el dejar la Tierra y colonizar otros mundos...

Yo no dudo de que vamos a llegar a conquistar, al menos, nuestro Sistema Solar, y que en no demasiado tiempo nos volveremos una especie multiplanetaria, con establecimientos humanos permanentes en la Luna y Marte, para empezar, y posteriormente en el cinturón de asteroides. Éste es otro Descubrimiento de América 500 años después.

El espacio es el nuevo océano, y así como en la España de 1492 nadie podría haberse imaginado en lo que las nuevas tierras descubiertas por Colón se iban a convertir 500 años después, de la misma manera nosotros no podemos imaginarnos la importancia del espacio de aquí a ese tiempo. Simplemente no tenemos idea, pero si nos quedamos aquí para siempre estaremos firmando nuestra propia acta de defunción como especie.

Konstantin Tsiolkovski, el sabio ruso pionero de la astronaútica, decía que la Tierra es la cuna de la humanidad, pero que el hombre no puede permanecer siempre en la cuna.

Si queremos permanecer como especie, debemos esparcirnos por el universo, de lo contrario un desastre de escala planetaria, como el que seguramente exterminó a los dinosaurios hace millones de años, podría exterminarnos a nosotros mismos.

Poner fechas será más complicado...

A mí, en lo personal, no me importan los tiempos. Serán diez años o serán cien, pero tengo la certeza de que guiados, ya sea por la visión, o ya sea por las promesas de riqueza, llegaremos al espacio para quedarnos. Estoy convencido de que los demás planetas son una alternativa para la Humanidad. No le quepa duda.

traje espacial

«Después de un par de caminatas, los trajes espaciales del Apollo estaban listos para mandar al museo. Pero hemos aprendido mucho de ellos»

Módulo lunar

«No son casas, como se ha dicho, sino módulos inflables para que los astronautas vivan con una cierta comodidad en la Luna»

decisión política

«Que el ser humano salga al espacio para colonizarlo dependerá más de una decisión política que de la disponibilidad económica»

vida en la luna

«La vida de los astronautas en esos habitáculos será una mezcla entre los científicos de las bases antárticas y quienes están en la Estación Espacial Internacional»

«Sueño con ver de nuevo al hombre en la Luna»

¿Sueña usted con colonias humanas interplanetarias?

Absolutamente, creo en el espíritu humano y tengo la certeza de que resolveremos todos los problemas tecnológicos que se puedan presentar. Estamos destinados a ser una especie multiplanetaria.

¿Qué imagen espacial le gustaría ver antes de decir adiós a esta mundo?

Estoy muy conforme con lo que he visto. Me gustaría volver a ver al hombre caminando en la Luna, esta vez para quedarse, y me haría muy feliz ver astronautas caminando en Marte. Quizás lo vea, pero si no es así, no importa, me basta haber intentado contribuir un poco en este campo apasionante y haber estado trabajando para lograrlo.

¿Cómo se imagina usted que ocurrirá esa colonización espacial?

Al principio, poco a poco. Creo que encontraremos la forma de que sea redituable, y a partir de ahí todo se acelerará. Quizás sea el tema del Helio 3 en la Luna el que ayude a resolver los problemas de energía de nuestro planeta, quizás sea otra cosa de la que no tengamos ni idea... Colón vino a «Las Indias» buscando especias. Especias no encontró, pero lo que encontró superó sus sueños más osados. J.V.

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