La tripulación del «Alakrana» vuelve a Euskal Herria
Los marineros del «Alakrana» agradecen el apoyo recibido
Los tripulantes vascos del «Alakrana» volvieron a Euskal Herria cansados, nerviosos y emocionados, afectados físicamente y mentalmente tras 47 días de secuestro, pero a la vez animados por el apoyo recibido, según explicaron sus familiares a su llegada al aeropuerto de Loiu.
GARA | LOIU
Los tripulantes vascos del atunero «Alakrana», acompañados de algunos de sus familiares, llegaron al aeropuerto de Loiu sobre las 10.15, procedentes de la base aérea madrileña de Torrejón de Ardoz, en un avión fletado por el Gobierno de Lakua.
«Cansados y nerviosos», según explicó la hermana del capitán, Argi Galbarriatu, rehusaron participar en cualquier comparecencia pública, tal y como habían anunciado. Así que fue alrededor de una decena de familiares los que de nuevo se encargaron, a la salida del aeropuerto, de relatar las sensaciones de su primer encuentro. «Ha sido emocionante y gratificante», continuó Galbarriatu, quien explicó que «físicamente se les nota el trago que han pasado. Hay gente que viene un poco enferma y mentalmente puede que necesiten tratamiento», pero, no obstante, «vienen bastante fuertes». Asimismo, destacó que los tripulantes están «muy animados», debido «al apoyo recibido por parte de los medios de comunicación, el pueblo y de todo el mundo».
«Todavía no nos han podido contar detalles. Hoy todo han sido besos, abrazos y muestras de apoyo y cariño», indicó. «Lo primero es descansar», insistió la hermana del capitán.
A su llegada a Madrid, el primer encuentro se realizó en la intimidad, según la voluntad expresada por las familias. Por su parte, María Ángeles Jiménez, esposa del tripulante Gaizka Iturbe, afirmó que la liberación del pesquero les ha dado «una segunda oportunidad que hay que aprovechar al máximo» y en la que «cada minuto va a ser importante».
Jiménez, emocionada, indicó que en este primer día en casa los tripulantes «no se encuentran con fuerzas para enfrentarse con nadie, porque lo han pasado muy mal y ahora hay que cuidarlos, quererlos y retomar nuestra vida donde se paró».
Los familiares anunciaron que el próximo martes, día en el que los ocho tripulantes vascos declararán en Gernika ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, es posible que atiendan a los medios de comunicación. Mientras los arrantzales se dirigían a sus domicilios, los vecinos de Bermeo mostraron su alegría aunque, al mismo tiempo, lamentaron la tardanza en su liberación y expresaron su deseo de que no haya más secuestros.
Por su parte, los ocho tripulantes gallegos llegaron a las 11.40 a Vigo en un avión fletado por la Xunta procedente de la base aérea de Torrejón de Ardoz.
Humillaciones
En Vigo, el patrón del «Alakrana», Ricardo Blach, relató que la tripulación del atunero sufrió «toda clase de humillaciones» durante los 47 días de secuestro en aguas del Índico, una experiencia que calificó de «terrible».
En una breve rueda de prensa en el aeropuerto vigués, Blach explicó que la tripulación permanecía retenida en el comedor de marinerías «los treinta y tantos marineros, todos tirados boca abajo», con los piratas siempre encañonándoles y en un cuadrado de veinte metros cuadrados, con la excepción del propio patrón y el capitán, que estaban «en la parte de arriba también encañonados». «Al final, gracias a Dios, a ellos les han metido abajo, con las puertas del exterior cerradas, pero tenían libertad para ir al servicio, cocina, comedor y visitar a sus compañeros», apuntó en referencia al resto de tripulantes.
Ricardo Blach manifestó que el capitán y él dormían en el suelo y que permanecían el resto del día sentados en una silla. Para ir a un servicio que distaba dos metros era necesario pedir permiso a los piratas «cuando lo daban, un sacrificio total».
«Nervios en la liberación»
También dijo que el momento de la liberación fue «de nervios, de temor y de desconfianza» porque en la zona donde permanecía fondeado el «Alakrana» había otro barco con otro grupo de piratas y tres barcos del mismo clan de los asaltantes que los tenían retenidos.
«Los piratas nos decían: tened mucho cuidado que, en cuanto nosotros os liberemos, os va a intentar coger el otro grupo», puntualizó Blach, quien señaló que él mismo «tenía avisadas a las fragatas y a los helicópteros que estuviesen pendientes».
El patrón del atunero manifestó que en cuanto saltó del buque el último pirata se puso en contacto telefónico con las fragatas y que «inmediatamente» acudieron los helicópteros. En este sentido, recordó que les han protegido «muy bien», acompañándoles «día y noche».
Otro de los tripulantes, Joaquín Fernández, consideró que las familias han sido las artífices de esta liberación, antes de apuntar que vienen de una situación «superextrema», por lo que ha pidió a los medios de comunicación «paz y tranquilidad» durante unos días. «Sólo pedimos eso y que no vengáis a nuestros domicilios», advirtió Fernández.
Pero, pese a esta advertencia y ante la insistencia de los periodistas en continuar con el interrogatorio, tuvo que ser la hija de Blach, Cristina, quien interrumpió la rueda de prensa mostrando su malestar.
«Ellos no van a estar respondiendo preguntas, sólo quieren decir cómo vienen y ya hablaremos de esto con tiempo», dijo.
Al abandonar el barco, los propios piratas les advirtieron del riesgo de otro secuestro. «Los piratas nos decían: tened mucho cuidado que, en cuanto nosotros os liberemos, os va a intentar coger el otro grupo», explicó el patrón del «Alakrana».
El próximo martes, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz tomará declaración en Gernika a los ocho tripulantes vascos del atunero secuestrado. Probablemente ese día hablen ante los medios de comunicación.
La Armada española tenía planeado el asalto al atunero, pero la opción se desechó «porque se ponía en grave riesgo la vida de los tripulantes», según Ignacio Frutos Ruiz, comandante de la fragata «Canarias», que vigiló al atunero vasco.
El atunero «Alakrana», liberado el martes tras 47 días secuestrado, volverá a faenar en los próximos días con agentes de seguridad privados a bordo, una vez que acaben los trabajos de instalación de armas de guerra que se efectúan en Puerto Victoria, capital de Seychelles. El atunero se encuentra fondeado en el muelle del puerto, junto con la fragata de combate «Canarias». La nueva tripulación llegó ayer para relevar a los marineros secuestrados. A bordo del barco se están instalando los puestos de tiro donde irán las armas de guerra que utilizarán los agentes privados.
Hasta las islas Seychelles llegaron el pasado sábado 54 agentes de seguridad privada para embarcarse en los atuneros que faenan en el Índico. Los vigilantes cuentan con ametralladoras medias de 7,62 milímetros y fusiles de asalto de 5,56 milímetros. También están autorizados a usar ametralladoras pesadas Browning de 12.7 milímetros. Por otra parte, el comandante de la fragata «Canarias», Ignacio Frutos, afirmó ayer que los militares españoles tenían planeada la operación para asaltar el «Alakrana» pero se desechó «porque se ponía en grave riesgo la vida de los tripulantes». Otra de sus opciones fue la de inmovilizar, de forma encubierta, al «Alakrana» tras ser capturado, pero también se desechó por el propio diseño del barco pesquero, que tiene sistemas para evitar su inmovilización mediante mecanismos acuáticos. Respecto a la captura de dos somalíes, que ahora están pendientes de ser juzgados por la Audiencia Nacional, precisó que «se siguió a rajatabla el protocolo establecido por las autoridades españolas y la operación «Atalanta»» y que siguió «estrictamente» las órdenes del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa. También relató que para detener a los piratas tras la liberación se envió un helicóptero que intentó pararlos disparando por la proa primero y después sobre el motor. «Pero los piratas no se amedrentaron y siguieron su camino a la costa, a menos de una milla, y llegaron a tierra», afirmó. GARA
Desde el PNV, Joseba Egibar dijo que el secuestro «ha dejado en evidencia muchas situaciones y mucha improvisación que ya se juzgarán políticamente». El presidente del PP, Mariano Rajoy, criticó al Gobierno español por «mentir» y por «su incompetencia absoluta».
