Ni la contratación de una costosa agencia de comunicación hubiera garantizado la cobertura mediática que ayer tuvo la izquierda abertzale en relación a sus últimos movi- mientos. Casi todos los periódicos tenían alguna «información» al respecto y varios de ellos -qué casualidad- partían de una misma documentación. Salvando a los despistados que hacían el ridículo por su cuenta, en el resto se observaba un realineamiento del discurso oficial puesto en marcha tras la redada del 13 de octubre. La versión de que la detención de importantes dirigentes independentistas se debía a que «trataban de reconstruir Batasuna a las órdenes de ETA» resulta ya insostenible, como imposible es intentar mantener que la iniciativa de Altsasu es «más de lo mismo».

Como la realidad coincide con lo que este diario ha venido manteniendo desde que anunció que el Gobierno español había pretendido cortar una iniciativa de hondo calado de la izquierda abertzale, ahora toca mover fichas.

Tres periódicos y la mayor cadena estatal de radio corregían ayer la versión de que Batasuna actúa a las órdenes de ETA para hablar incluso de «flagrante desobediencia» a la organización armada. Para engrasar la maquinaria periodística, desde las «fuentes de la lucha antiterrorista» distribuyeron a «Público» y «El Mundo» la interpretación policial del docu- mento «Mugarri» que recogería las tesis de ETA para el debate en la izquierda abertzale. El periódico de Pedro J. tuvo también acceso a supuestas comunicaciones interceptadas en prisión a Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez, las mismas que llevaban a la Cadena Ser a decir que «la dirección de Batasuna intenta mantener abiertas desde la cárcel las vías políticas a pesar de la desautorización de ETA», lo que les lleva a la conclusión de que «por primera vez la izquierda abertzale funciona sin seguir los dictados de la banda armada intentando asumir el liderazgo de la estrategia política».

Resulta llamativo que «Abc» llegue a una conclusión igual únicamente con la lectura atenta del documento que debate la izquierda abertzale, aunque se vea necesitado de aderezar lo escrito con comentarios de «expertos de la lucha antiterrorista» para que la realidad no se le desmadre.

Quien está teniendo que hacer todo un papelón es «El País», incapaz de mantener su propio relato de los hechos. El diario recibió el documento de Altsasu con un sonoro «la historia se repite y no cuela». Pero como va «colando», el mismo firmante de aquel escrito corrió a entrevista a Jesús Eguiguren, como argumento de autoridad que confirmara su artículo. El presidente del PSE lo hizo en parte, pero la fastidió al añadir un «no me atrevería a decir que no hay nada nuevo. Supongo que es un paso de gigante, aunque nosotros no lo veamos». Así que, como otros diarios, «El País» también se realineó ayer con la idea de «pulso entre los `políticos' y ETA». Pero tuvo que hacerlo a pelo, con extractos de documentos que aparecen en el auto de Garzón del ¡16 de octubre!. ¿Por qué no llegó «El País» a la misma conclusión entonces cuando tituló sin ninguna vergüenza: «Otegi y Usabiaga gestaban un nuevo frente soberanista por orden de ETA»?.

Y papelón también el de «El Correo», que al parecer se quedó fuera del reparto de dossieres del Ministerio del Interior y tituló por su cuenta «La última propuesta de la izquierda radical calca conceptos ya usados por ETA en 1996». Se refería a la Alternativa Democrática y no acertó ni el año.