Eneko Olza. Detención: Iruñea, 5 de julio de 2000, en el transcurso del juicio que se seguía en su contra por la quema de un cajero automático. Acusación fiscal: Incendio terrorista. Petición fiscal: 15 años. Prueba única: tenía una cazadora del mismo color que la que aparecía en la cámara de videovigilancia de la entidad bancaria. Atenuantes: ninguno. Condena: 10 años. Situación actual: encarcelado.

José Diego Yllanes. Detención: Iruñea, 7 de julio de 2008. Acusación: Asesinato. Petición fiscal: 17 años. Pruebas: todas. Transcurso del juicio: impecable puesta en escena del acusado. Atenuantes: Reparación del daño (económica, entiéndase) y embriaguez leve. Condena: 12 años y medio. Situación actual: de momento encarcelado.

Espléndido retrato el de la justicia al desnudo, y de sus funcionarios, de las leyes, de los medios... y de la sociedad. Pero pocos han querido reparar en tanto. Los daños a un cajero automático valen un poquito menos que la vida de una mujer. Un poquito menos en petición fiscal y en condena, y seguramente bastante más a la hora del cumplimiento de ésta condena. Ante la disidencia vasca, la justicia sabe cómo golpear y cómo parecer implacable; los medios cómo crear la alarma social a la que recurrirán los tribunales para dictar sentencia. La sociedad, cómo sentirse entonces satisfecha. Pero ante la posición económica y social de Yllanes, la justicia, que es cualquier cosa menos ciega, ha plegado velas; los medios han apagado los fuegos y buena parte de la sociedad se ha mostrado insólitamente comprensiva. Si alguien camina con una venda en los ojos, no es precisamente la Justicia.