El presidente saliente, el derechista Traian Basescu, y su rival, el socialdemócrata Mircea Geoana, iniciaron ayer una ronda negociadora para tratar de asegurarse el triunfo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales rumanas. Según los resultados oficiales, Basescu logró el 32,82% de votos frente al 29,82% de su rival.

Pese a dar la sorpresa logrando un 20,35% de sufragios, el liberal Crin Antonescu quedó lejos del pase a segunda ronda. Pero su partido, el PNL, vuelve a situarse en una posición central a la hora de decidir el nombre del futuro presidente.

Cotejado ya por ambos antes de la primera vuelta, el diario «Romania Libera» señalaba que «una simple consigna de Antonescu a los electores no contaría mucho, pero el anuncio de una alianza con el PDL (de Basescu) o con el socialdemócrata PSD o la formación de un Gobierno de coalición con ministerios de peso para el PNL podría movilizar al electorado liberal».

Por de pronto, sus líderes se dejan querer. El ex primer ministro liberal Calin Popescu-Tariceanu recordó, en todo caso, la «triste experiencia» de su partido, objeto de duras críticas por parte de Basescu, con quien se presentó en alianza en 2004.

Antonescu se apresuró a descartar cualquier tipo de apoyo al todavía presidente y añadió que su apoyo al socialdemócrata Geoana dependería de un «proyecto viable» de formación de Gobierno según criterios de «estricta competencia».

El derrotado candidato a presidente por los liberales dejó caer, además, el apoyo de su partido al alcalde de Sibiu, Klaus IIohannis, para el cargo de futuro primer ministro.

En un intento de desprestigiar el acercamiento entre liberales y socialdemócratas de cara a la segunda vuelta, el PLD de Traian Basescu insistió en reivindicar la «victoria de la derecha», al sumar sus sufragios a los conseguidos por los liberales.

Por contra, no faltan voces que desde el seno del PSD apuestan por no condicionar su futuro en exclusiva a una alianza con el PNL. Destacó ayer la de Adrian Nastase, candidato socialdemócrata que perdió en la pugna con Basescu en 2004.

En esta línea, la Unión Democrática de los Magiares (UDMR), que representa a la minoría húngara (que supone el 6% de la población) y logró el domingo el 4% de los votos emitidos, ya ha advertido de que su elección para la segunda vuelta dependerá de la voluntad del candidato «para resolver los problemas de los magiares y de modificar ciertas leyes para garantizar derechos» reclamados por esa comunidad. Los votantes de la UDMR tienen fama de muy disciplinados.