Raimundo Fitero
El patio
Cómo está el patio, Serapio! El editorial conjunto de la inmensa mayoría de los medios de comunicación catalanes se convirtió en un fenómeno político, pero, obviamente, en un terremoto mediático. En este caso sí es un patio muy particular, algo impensable si no se puede analizar desde el contexto de un hartazgo colectivo sobre la actitud de los poderes centrales y centralistas ante todo lo que represente dar pasos reales hacia el autogobierno de las naciones sin Estado que viven bajo el amparo de una constitución que solamente les sirve a los centralistas y españolistas de la unidad en lo universal para imponerla a los demás, pero jamás para cumplirla.
El Estatut que defiende la editorial conjunta es una muestra del doble lenguaje de los politicastros, una visualización de la flaqueza institucional, política y democrática del Estado español. Un Estatut, pactado, consensuado, aprobado por el Parlament catalá, por el Parlamento español y refrendado por la ciudadanía catalana que colapsó la vida política y mediática durante meses, y que ahora doce jueces politizados pueden convertir en nada. Es decir, la soberanía popular reside en los caprichos, intenciones, injerencias políticas y partidistas de esos individuos, lo que es la demostración palpable de que esta democracia monárquica es una gran mentira, y que los pasos de su propia legalidad llevan a depender de la arbitrariedad de unos individuos que son correas de transmisión de los partidos, y éstos, a su vez, expresión de poder de los grupos de presión económica.
Y ahí en medio de todo este entramado la prensa, la radio, la televisión, internet. La comunicación. Se acusa a la editorial de presión al constitucional, incluso de colocarse al frente de una manifestación. Y eso, sin más amparo reflexivo, parece bueno. Que se retraten aunque solamente sea en este caso, que marquen bien el territorio y digan claramente lo que quieren. Porque es que los medios de comunicación empiezan a ser meros soportes publicitarios de las ideas del que paga. Según se mire, el editorial es un reflejo de lo anterior. Las televisiones españolas se muestran muy contradictorias y nerviosas. El patio está revuelto.