Esta pasada semana he recibido en el local de ELA en Irun una enorme y pesada caja de una conocida tienda de productos delicatessen. Venía a mi nombre y en su interior había un hermoso jamón de pata negra, marca Guijuelo, así como dos botellas de champán francés de alta gama.

El motivo por el que se me ofrece semejante «aguinaldo» es el de ser miembro del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Pasaia (lo soy en representación del sindicato ELA), siendo el precio del regalo en cuestión de 210 euros en la tienda suministradora.

Multiplíquese esta cantidad por el número de miembros (25) que conformamos el citado Consejo y se obtendrá la redonda cifra de 5.250 euros gastados en los «regalitos». Si los pagara de su bolsillo el presidente de la Autoridad, Sr. Miguel Buen, la cosa no pasaría de anecdótica en cuanto a lo generoso del gesto. El problema es que todos esos ostentosos regalos van con cargo al contribuyente y, claro, la cosa cambia. Por poner un ejemplo: 5.250 euros vienen a ser seis meses de supervivencia para cualquier parado.

La sensata utilización del dinero público debe prevalecer siempre en los entes públicos y más aún en los duros tiempos que corren. En coherencia con ello, he devuelto la lujosa caja -jamón y champán incluidos- a la citada Autoridad Portuaria. Confío, además, en que para el próximo año este tipo de regalos, así como las habituales comidas posconsejo con cargo al erario público desaparezcan de los usos y costumbres de esa Autoridad.

Zorionak eta Urte Berri On.