Gari Mujika Periodista
Promesas de año nuevo
Durante estos días he descubierto un programa que emiten al mediodía. Se centra básicamente en investigaciones policiales sobre homicidios, violaciones y crímenes atroces en Australia. Y flipé con las grabaciones de los interrogatorios, que eran reales, porque les hacían confesar sus salvajadas sólo a base de encontrar pruebas inculpatorias tajantes. Vamos, que eso no lo ve uno por estas tierras, y, claro, sorprende.
Y me acordé de cómo arrancamos el año dos eneros atrás, con el ministro español de Interior anunciando autoinculpaciones «espontáneas» de Igor Portu, mientras permanecía en la UVI.
Dos años más tarde seguirá regocijándose, no porque pase de todas las recomendaciones internacionales y no ocurra nada, o porque no grabará los interrogatorios a ningún vasco en comisaría, o porque las denuncias de torturas se mantengan cada año en escandalosas cifras y testimonios insufribles. Ahora cuentan con métodos más avanzados; ¿para qué comisarías de cristal si el «secuestro express» es más fácil y salvaguarda la impunidad? El año que dejamos nos ha dejado sobrados ejemplos que lo confirman. Y en todas las modalidades: desde interrogatorios ilegales en el monte hasta la imposición de diez años más de cárcel a un ex preso que cumplió 20. O la represión intramuros que fuerza a un preso vasco a intentar quitarse la vida. Y aunque esta violencia «democrática» se omita en los informativos, mes tras mes se han vuelto más visibles los rostros de la represión política. Y doce, dan para demasiado.
«Y, sin embargo, se mueve», decía Galileo Galilei. Las últimas respuestas, unitarias y masivas, han reunido colores y signos, miles de ciudadanos. Y el año que saluda parece que demanda necesidad de que los vascos ejerzan de palanca activa por el mañana. Y para empezarlo con buen píe las calles de Bilbo albergarán el sábado la demanda por el respeto a los derechos de los presos políticos vascos. Otra buena forma de empujar y seguir caminando. No voy a prometer que en 2010 me apuntaré al gimnasio y que dejaré de fumar, pero a eso que el italiano llamaba moverse, me apunto. Urte berri on!