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Otra franquicia de remota base literaria

«Sherlock Holmes»

Del personaje creado por Arthur Conan Doyle queda ya muy poco tras su conversión en un héroe de acción espectacular, género en el que Robert Downey Jr. se está haciendo un sitio gracias a su versatilidad, siendo capaz de sobrevivir incluso a la acelerada dirección de Guy Ritchie.

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Sherlock Holmes es uno de los muchos personajes que el cine le ha robado a la literatura para hacerlo suyo, y se han visto tantas caracterizaciones diferentes del detective de Baker Street que ya todo es posible sin necesidad de llegar a la parodia.

La Warner quiere inaugurar una fructífera y duradera franquicia con él, una vez convenientemente actualizado. La película que ahora se estrena es, tal como se desprende del título, la tarjeta de presentación con la que se quiere acostumbrar al público joven a ver a Sherlock Holmes como un héroe más de acción espectacular que, salvo por la obligada ambientación de época, nada tiene que envidiar al mismísimo James Bond en sus proezas.

La contratación como director del alocado Guy Ritchie obedece a esa intención de modernizar el estilo de aventuras protagonizadas por el sempiterno fumador de pipa, acompañado siempre de su fiel Dr. Watson. Basta que Arthur Conan Doyle le describiera como practicante del boxeo y esgrima para que tales conocimientos hayan sido ampliados hasta bordear el dominio de las artes marciales.

Los guionistas alegan que el nuevo Sherlock Holmes sigue siendo un tipo deductivo, pero que su capacidad cerebral es empleada para saber cómo derrotar a rivales mejor dotados físicamente para el combate. Su estrategia es la de golpear en los puntos flacos del enemigo, aquellas partes de su cuerpo en las que les puede infringir un mayor castigo.

Desde luego han encontrado al actor ideal para llevar a cabo el cambio de imagen, porque Robert Downey Jr. es un actor que, sin poseer una gran musculatura, ha encajado bien en el cine de acción por medio de su versatilidad interpretativa. Gracias a la película de superhéroes «Iron Man» aterrizó en la vertiente fantástica del género con éxito, lo que de paso ha hecho subir su cotización. También es sabido que imita cualquier acento, más aún después de hacerse pasar por un afromaericano del Bronx en «Tropic Thunder», así que es de las pocas estrellas de Hollywood preparadas para pasar por un perfecto gentleman inglés. Lo único que le faltaba era un nativo a su lado para formar la pareja de investigadores perfecta y la química que logra con Jude Law es lo mejor de la película, tanto como para que sigan juntos en sucesivas entregas.

En la inicial, la Warner ha preferido no enfrentar a su dúo estelar con villanos de mucha altura, para que el público conecte con ellos sin que otras figuras secundarias distraigan su atención. Es la razón por la que todavía no asoma el máximo oponente del de Baker Street, siendo una incógnita quién encarnará a Moriarty cuando haga acto de aparición próximamente. Se trata de un as en la manga que los productores prefieren reservárselo para cuando lo necesiten, confiando en que de momento no lo van a requerir. Los primeros test de prueba no funcionaron, siendo el responsable del montaje definitivo James Herbert, aunque Guy Ritchie siga figurando al frente de los títulos de crédito por aquello de que su nombre vende. Digamos que suyo es casi un 50%.

Las mil caras de Sherlock Holmes en la pantalla

Es imposible ponerse de acuerdo en quién ha sido el mejor Sherlock Holmes en la pantalla, porque el detectivesco personaje viene siendo interpretado desde el mismo nacimiento del cine. Hasta ha hablado en otros idiomas distintos del inglés: en alemán (Hans Albers) o en portugués (Joaquim de Almeida). Parece que en lo tocante a la televisión Jeremy Brett es el preferido, pero en el cine no existe ninguna unanimidad. Hay una cierta predilección por Peter Cushing, pero antes de que la Hammer probara a poner cara a la creación de Arthur Conan Doyle el ciclo Universal con Basil Rathbone se impuso al resto. No en vano fue el que gozó de mayor continuidad, frente a otros que tuvieron oportunidades aisladas y han de conformarse con ocupar el lugar reservado a las rarezas. Ahí destacan el Christopher Lee de «El collar de la muerte», el John Neville de «Estudio de terror», el Robert Stephens de «La vida privada de Sherlock Holmes», el Nicol Williamson de «Elemntal, Dr. Freud», el Christopher Plummer de «Asesinato por decreto» o el Michael Caine de «Sin pistas».

M.I.

 

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