El más que misterioso caso del ciudadano vasco detenido por una presunta colaboración con ETA y que, tras cinco días de «hábiles interrogatorios» sale del cuartelillo con tres intentos de lanzar misiles contra el presidente del Gobierno dará aún muchas vueltas. Si no, ya lo verán.

Ayer, el editorialista de «Abc» se lanzaba en defensa de la operación de la Guardia Civil y aprovechaba la jugada para lanzarse a degüello contra los electos y militantes independentistas.

Según el escribidor de lo más rancio del periodismo español, «Olano sólo era conocido por haber amenazado de muerte a la brava alcaldesa de Lizarza, Regina Otaola, delito por el que fue condenado. Olano era, hasta ahora, otro matón más de la red social proetarra, integrada por esas cuadrillas de chivatos, colaboradores, correos y palmeros que tan eficazmente han contribuido con la estrategia de ETA de `socializar el miedo'».

Y después del intenso tratamiento de la Benemérita, casi asume la muerte de Manolete. Un caso.

Enfebrecido, el ínclito escribiente no repara en gastos: «Todo batasuno encierra, en potencia, a un terrorista dispuesto a pasar de la algarada callejera al misil SAM-7, como hizo Olano». El enunciado se parece al del Principio de Arquímedes.

Pero no se queda ahí el tío. De paso, le calienta un poco el té a José Luis Rodríquez Zapatero: «Las andanzas de Olano, bajo apariencia de `borroka' bravucón, son fruto en buena medida de no haber aplicado la ley siempre con rigor, y aunque ahora los resultados policiales de la lucha contra ETA son excelentes, el Gobierno sigue instalado en la pasividad legislativa. Y hay cosas que mejorar en la lucha contra ETA, como los flecos de las ilegalizaciones de partidos y candidaturas». Ya va llegando al clímax.

Y por si el presidente español no hubiera caído en la cuenta, «Abc» le facilita la fórmula: «O se disuelven estos consistorios o se expulsa a los electos de la lista ilegalizada, pero no se pueden dejar las cosas como están». No lo menciona, pero también se puede pensar en deportaciones en masa, ¿no les parece?