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Lo que no es muerte es poesía

Josu MONTERO

Escritor y crítico

Con los años, sin quererlo, la memoria se hace miope al misterio. La prisa es el agujero por el que cae el tiempo». Así explica Borja Ruiz el espectáculo que Kabia estrenó el pasado sábado día 9 en Durango: «Decir lluvia y que llueva». Allí nació Joseba Sarrionandia hace 51 años. Hemos cortado la raíz que nos une con el tiempo, vivimos desarraigados, somos exiliados del tiempo, náufragos a la deriva en una corriente que nos empuja hacia delante, siempre hacia delante. Explica Borja Ruiz:«Los personajes de la obra van transitando de una cotidianidad que les abruma a un espacio donde se dan tiempo». Joseba Sarrionandia escribió: «La vida humana ha sido siempre vida dañada. Ojalá la poesía, dañada, responda a la vida dañada, nos ayude a mirarnos dentro, a volver la cabeza atrás, a buscar un lenguaje más verdadero». «Decir lluvia y que llueva» es una dramaturgia de Borja Ruiz sobre textos de Sarrionandia: poemas, personajes de sus novelas... pero Ruiz va más allá intentando llevar a escena el universo del poeta, un mundo que encuentra profundamente Beckettiano y de una gran teatralidad. A buen seguro, el irlandés suscribiría las palabras de Sarrionandia: «La poesía ha perdido hace tiempo dos batallas, la de la inocencia y la de la libertad». Y precisamente por eso hay que seguir escribiendo, asomándonos cada vez más al precipicio.

Kabia surgió hace tres años en Gaitzerdi como un espacio para la investigación teatral en sus facetas de experimentación, formación y producción. «Lo que no es muerte es poesía» era la declaración con que subtitularon su primer trabajo, un espléndido montaje a partir del texto de Heiner Müller «Paisaje con argonautas»; allí había una sola actriz, Juana Lor, y un músico, Iñigo Olazabal. Aquí son nueve actores y dos músicos bajo la dirección de Borja Ruiz, quien plantea una pluralidad de lenguajes dramáticos buscando esa mezcla de lo cotidiano y lo onírico: desde el naturalismo al clown, pasando por el lenguaje físico o la creación de atmósferas vocales. Y es que, a sus 31 años, Ruiz está empeñado en aportar su gran grano de arena para poner en hora el teatro vasco -cualquier cosa que ello sea- con las estéticas y las éticas dramatúrgicas que han transformado el teatro durante el último siglo, y lo hace con trabajo riguroso y con pasión, y sin dejarse guiar por los cantos de sirena de una pretendida modernidad mal entendida. «Decir lluvia y que llueva» sube hoy mismo al escenario del Barakaldo Antzokia. Y curiosamente también esta semana son noticia otras dos compañías vascas -quizá las dos compañías vascas- que en los últimos tiempos han estado en la vanguardia de nuestro teatro, en la misma batalla a la que se ha sumado Kabia. El pasado martes 12 estuvo en la madrileña sala Cuarta Pared la Fábrica de Teatro Imaginario con su último montaje: «Babiloniako Loreak», dirigida por Ander Lipus, dentro de la sexta edición de MADferia, la Feria de las Artes Escénicas de Madrid. Y el domingo, y tras participar ayer y hoy mismo en el Festival Burgos Escena Abierta, vuelve a Irun, -la ciudad que vio nacer a Legaleón T- su hermana siamesa, la compañía vasco-suiza L´Alakran, dirigida por Óscar Gómez, que pondrá en escena su último montaje: «Kaïros, sísifos y zombis». Otra curiosidad, una de las actrices históricas de Legaleón T, Espe López, participa en el montaje de la FTI.

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