Los sondeos que pronostican un empate técnico entre el candidato derechista Sebastián Piñera y el de la Concertación de centroizquierda Eduardo Frei, que acaba de recibir el apoyo de Marco Enríquez-Ominami, el candidato independiente de izquierda que no pasó el corte de la primera vuelta, han puesto al rojo vivo las elecciones presidenciales chilenas del próximo domingo.

Según una encuesta difundida el miércoles por la consultora Mori, Piñera alcanza el 50,9% de los votos y Frei un 49,1%, con una diferencia de 1,8 puntos, que es inferior al margen de error de la muestra, estimado en el 3%.

Estos números suponen un vuelco respecto a la primera vuelta, celebrada hace un mes, en la que Piñera, principal accionista de la aerolínea LAN y dueño del canal Chilevisión consiguió el 44,03% de los votos.

El segundo lugar fue para Frei, senador democristiano y ex presidente (1994-2000), que obtuvo un 29,6%, en tanto que el independiente Marco Enríquez-Ominami quedó apeado de la contienda, pero logró reunir un 20% de los sufragios.

«Este resultado es sorprendente. La campaña de Eduardo Frei ha hecho que la gente reaccione. Si Frei gana, será un acontecimiento mundial», comentó Marta Lagos, directora de Mori.

Enríquez-Ominami justificó su apoyo a Frei, a quien ha criticado con dureza, ante «la incertidumbre que la derecha pueda impedir la marcha de Chile hacia su futuro».