CRÓNICA |« La guerra al terror» de EEUU
La red Al-Qaeda tiene una larga historia en Yemen
Yemen, donde la CIA sitúa el escenario en el que se habría preparado el atentado contra el avión Amsterdam-Detroit, fue el semillero de Al-Qaeda. Y la red de Osama Bin Laden mantiene una fuerte implantación en el país más pobre del mundo árabe, según coinciden los expertos y analistas consultados en sana'a.
Michel MOUTOT
La sección yemení de Al-Qaeda se muestra más activa y peligrosa desde hace meses. Y es que ha sido reestructurada y reforzada con voluntarios llegados, sobre todo, de Pakistán y Arabia Saudí, de donde huyen de la represión de sus respectivos regímenes
Said al-Jemhi, especialista yemení, señala que «no hay que olvidar que Al-Qaeda tiene sus orígenes en Yemen. Este país fue el refugio, siquiera temporal, de miles de combatientes árabes que regresaron victoriosos de la yihad contra los rusos en Afganistán a finales de los años ochenta. Y fue en Yemen, al contrario que en sus países de origen, donde fueron recibidos como héroes. Algunos de aquéllos, de nacionalidad yemení, llegaron a ser enrolados en las fuerzas de seguridad.
El primer atentado contra intereses estadounidenses reivindicado por Al-Qaeda, allá por 1992, tuvo como escenario el puerto de Adén (sur del país). El objetivo fue un hotel que los asaltantes pensaban que acogía a soldados estadounidenses camino a Somalia. Los soldados no estaban allí y el asalto se zanjó con dos muertos.
En 2000, 17 marines a bordo del USS Cole murieron en un ataque suicida a bordo de una lancha en el golfo de Adén. El atentado provocó una dura respuesta por parte del régimen yemení, que se alineó sin ambages con Washington tras los ataques del 11-S un año después.
Por aquella época, decenas de sospechosos fueron detenidos y Saná dio por desarticuladas otras tantas células. Pero Sana'a y Washington cantaron victoria demasiado pronto, asegura Al-Jemhi. «Al-Qaeda fue debilitada, pero no llegó a desaparecer. Al contrario, ha logrado multiplicar el número de sus partidarios, sobre todo después de la invasión de Irak. Asimismo, miles de jóvenes yemeníes partieron para combatir, no sólo a Irak, también a Afganistán».
«Fue un período de entrenamiento y de reciclaje en esos dos frentes de guerra. No habían sido vencidos. Sólo se habían mudado temporalmente. También a Arabia Saudí», sostiene el analista local.
Para los analistas, como el de una agencia occidental de inteligencia que no quiere ser identificado, «el acta de nacimiento de la segunda generación de Al-Qaeda en Yemen fue la fuga en febrero de 2006 de 23 prisioneros» de una cárcel yemení.
Entre los fugados se encontraban el número uno y el número dos de lo que se convirtió, tras la absorción de lo que quedaba de la rama saudí, en Al-Qaeda de la Península Arábiga (AQPA).
«Ellos se dedicaron a reconstruir sus redes de forma silenciosa y secreta, y los primeros atentados contra objetivos petroleros no tardaron en llegar», añade el analista.
Para el estadounidense Gregory Johnsen, Nasser al-Whaychi, el emir de AQPA, «ha trabajado duro para refundar Al-Qaeda en Yemen. Y se ha cuidado de no cometer los mismos errores que sus predecesores».
La multiplicación de ataques contra intereses petroleros y turistas «le ha permitido obtener el apoyo y la admiración de la base central de Al-Qaeda, en Pakistán», sostiene Al-Jemhi.
Su organización dio muestras de su ambición regional en agosto del año pasado con el audaz atentado en Yeddah contra el príncipe Mohamed ben Najef, jefe de la «lucha antiterrorista» saudí que escapó de milagro.
Al líder militar
El Ejército yemení, con el soporte aéreo de EEUU, ha multiplicado desde entonces sus bombardeos y ataques contra la red.
Ayer mismo el régimen aseguró haber matado al jefe militar, Qassem al-Rimi, y a otros cinco dirigentes de Al-Qaeda. Según la versión oficial, el ataque fue llevado a cabo por un avión de combate y tuvo como escenario un objetivo en la zona desértica de Al-Agacher, al este de la provincia de Saada.
Al-Jemhi augura, no obstante, que la lucha será larga porque «Al-Qaeda sabe explotar los errores de sus adversarios».