El terremoto está provocando efectos colaterales que van desde el alma del ultracatólico preocupado más por la desviación moral de los vivos que por la misericordia frente a los muertos, heridos y desharrapados de la tierra, hasta la negligencia informativa, pasando por el nacionalismo contable, el que solamente informa de los muertos españoles o franceses o belgas y los coloca como la noticia principal de una catástrofe que está adquiriendo dimensiones que excede cualquier noción de solidaridad. Así nos va a todos, nos interesa lo de nuestro e ignoramos lo del otro, aunque sea tan grave como esta situación.

Lo del obispo Munilla es de traca. Lo peor es que con aires autoritarios y tono ofendido ya ha contestado, por escrito, por radio, y habla de manipulación, de extrapolación. Lo de siempre. Pero no hay excusas que valgan, lo que dijo lo dijo, se oyó, obviamente que estaba dentro de un contexto, pero justamente por ello, ahora intenta mentir diciendo que hablaba en el plano teológico. No señor obispo, su tono era propagandístico, dogmático, y se le fue el verbo fácil, la doctrina y salió su pensamiento real, el que preside sus actos. No le dé más vuelta. Pero de nuevo tenemos a este señor tan prepotente en portada. Así nos va.

En TVE, en el telediario de la noche, ilustraron dos informaciones sobre Haití con imágenes falsas. Es difícil de entender, pero anunció Pepa Blanco que se trataban de imágenes «captadas por un vídeo aficionado», y resultó que no tenía nada que ver con el asunto, que las habían sacado de YouTube y pertenecían a eventos varios, por lo que metieron la pata hasta la cintura. Es grave. Pero es un síntoma de la falta de rigor con el que se trabaja. Internet es un milagro, pero es un problema si no se toman precauciones. Las prisas, la necesidad de ser los primeros en dar imágenes les ha llevado al equipo de informativos más poblado y con mayor audiencia a emitir esos vídeos. Es un pequeño desastre por lo que tiene de descrédito. Así nos va. Han pedido perdón, pero deberían dimitir o sancionar a alguien. TVE no puede convertirse en una televisión de barrio. Nos cuesta demasiado dinero.