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El Estado francés se resiste a perder pie en su otrora «perla de las Antillas»

Estados Unidos y el Estado francés se baten en un peculiar duelo de potencias, ya que ninguno está dispuesto a renunciar a un ápice del protagonismo que durante siglos han ostentado en la depauperada isla de Haití. Para tratar de contrarrestar el amplio despliegue humano y logístico de Washington, París ejerce presión sobre la Unión Europea para que apruebe el envío de policías y al menos colidere el proceso de reconstrucción de la devastada isla.

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Ruben PASCUAL

Las trabas impuestas por Estados Unidos -que tiene bajo control el aeropuerto de Puerto Príncipe- a un avión francés que transportaba un hospital móvil y el consiguiente malestar han dejado al descubierto el interés del hexágono por no perder peso en la «perla de las Antillas» (nombre empleado por Napoleón Bonaparte para referirse a la isla), un país que fue colonia francesa entre los años 1693 y 1804.

Tras el devastador suceso que, según cifras oficiales, ha dejado al menos 70.000 muertos -se estima que la suma puede elevarse a 200.000-, el secretario de Estado de Cooperación francés, Alain Joyandet, puso el grito en el cielo y recriminó a Washington que «no se trata de ocupar Haití, sino de ayudarle a que recobre la vida». En ese mismo sentido se manifestaron durante el fin de semana los presidentes venezolano y nicaragüense, Hugo Chávez y Daniel Ortega, acusando a Washington de aprovechar la coyuntura para militarizar el país caribeño.

Protesta formal

Alain Joyandet fue incluso un paso más allá y anunció -con la boca pequeña- que interpondría una queja formal por la gestión estadounidense.

Además, instó a la Organización de las Naciones Unidas a aclarar cuál es el papel que juega Estados Unidos en la isla caribeña. «La ONU está trabajando, espero que se tome una decisión. Espero que las cosas sean precisadas sobre el papel de Estados Unidos», aseguró.

Después, el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, salió en un tono más conciliador para quitar hierro al asunto, y afirmó que los esfuerzos de ayuda en la isla caribeña «se coordinan de la mejor manera posible».

El jefe de la diplomacia francesa señaló que en una catástrofe humana siempre hay problemas de coordinación y señaló que aunque la ONU debe mantenerse en Haití, es normal que otros países tomen el relevo en un momento en el que ésta ha sido «decapitada» debido a la muerte de la mayor parte de los jefes de la misión que trabajaba en la isla antes del desastre.

Contraste

Las declaraciones de Kouchner, sin embargo, chocan de frente con la presión que ejerce el Estado francés sobre la UE, empleándola como palanca para conseguir mantener sus cotas de presencia en la isla.

De no ser así, difícilmente podría explicarse el interés de París por enviar mil efectivos de la Fuerza de Gendarmería Europea, un cuerpo creado en 2004 con la participación de los Estados español y francés, Italia, Países Bajos y Portugal. Sin embargo, el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, afirmó tras la reunión de urgencia de los embajadores comunitarios que se estudia el envío de «140 ó 150» agentes.

Es cierto que el Estado francés reaccionó con rapidez enviando aviones y buques con ayuda humanitaria, personal médico y de seguridad, además de 25 millones de euros del Gobierno y ONG -la UE prometió ayer el envío de 430 millones de euros a corto y medio plazo para la reconstrucción-. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, intervino directamente tras la catástrofe y propuso una conferencia internacional para reconstruir ese país, donde el 80% de sus nueve millones de habitantes vive en la pobreza.

Sin embargo, la ayuda francesa dista mucho de igualar el impresionante dispositivo desplegado por Estados Unidos (de ahí el resquemor de Joyandet).

A diferencia de la inoperancia demostrada por el ex presidente George Bush ante el desastre del huracán Katrina (cuyas consecuencias ni se acercan a las de Haití, murieron 1.836 personas), Barack Obama ha sabido -aparte de aprovechar las ventajas geopolíticas frente a París- pisar el acelerador y adueñarse de la situación.

Como jefe de las operaciones de socorro y coordinador del aeropuerto de Puerto Príncipe, las fuerzas estadounidenses han desplegado 12.500 soldados en la zona, a los que ayer se unieron 2.000 marines más y se espera que hoy llegue el buque hospital Comfort para unirse a los portaviones y helicópteros que desde hace días operan en la isla. Obama ordenó el domingo la movilización de los soldados reservistas para participar en las misiones humanitarias.

Al quite

En respuesta a las críticas recibidas por la gestión del aeropuerto de la capital haitiana, Puerto Príncipe, el Ejército estadounidense se defendió ayer diciendo que la situación y afluencia de las instalaciones hace que sea como «controlar un gran aeropuerto sin comunicaciones, electricidad u ordenadores».

El alto mando militar a cargo de los vuelos con salida y llegada a Puerto Príncipe, el coronel Buck Elton, indicó que desde el pasado miércoles la única pista del aeropuerto ha tenido unos 600 despegues o aterrizajes, y de ellos, sólo medio centenar han sido desviados. Puntualizó que se ven obligados a controlar el tráfico aéreo desde un puesto de radio situado al raso.

El organismo Médicos sin Fronteras (MSF) también mostró su malestar debido a que cinco de sus aviones con material médico y hospitales de campaña no pudieron aterrizar en Puerto Príncipe.

Reclamaron «prioridad absoluta» para las aeronaves que transporten personal y equipos médicos de primera necesidad.

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Amnistía Internacional pidió a la ONU que tome «medidas» para proteger los derechos humanos en Haití, un país que ya antes del seísmo era incapaz de garantizarlos y tenía niveles de violencia sexual especialmente elevados.

«Ningún país está preparado para ésto»

El primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, afirmó ayer que ya se han enterrado 70.000 cadáveres en fosas comunes, aunque se estima que la cifra global de víctimas mortales podría llegar a los 200.000. El destructor seísmo dejó, además, 250.000 damnificados y 1,5 millones de personas sin hogar.

Bellerive destacó las dificultades de las autoridades para enfrentarse a la catástrofe y se defendió de las críticas. «La gente no se da cuenta de que hemos tenido que recoger 70.000 cadáveres en cinco días..., creo que ningún país está preparado para eso».

Para satisfacer las necesidades de los haitianos, ayer se abrieron 280 centros de emergencia para distribuir alimentos y cobijo a los sin techo, según una fuente del Gobierno de la isla. Estos centros se instalarán en lugares públicos de la capital, Puerto Príncipe, y sus alrededores.

Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos y la Cruz Roja aseguraron haber repartido alimentos, agua y artículos de higiene a miles de afectados. R.P.

CARE

La directora de la ONG internacional CARE, Sophie Pérez, recordó la importancia de no olvidarse de la devastada isla de Haití a medida que ésta vaya perdiendo presencia en los medios de comunicación.

ayuda de gaza

El pueblo palestino también quiso unirse al movimiento de solidaridad con Haití y ayer se informó del inicio de una campaña de recogida de donaciones en la empobrecida Franja de Gaza.

LAKUA

El Ejecutivo de Gasteiz informó del envío de dos toneladas de agua potable y explicó que 25 voluntarios de Osakidetza están a la espera de que se les llame «por si fuera necesaria su intervención».

Las esperanzas de encontrar supervivientes se diluyen y la atención se centra en los afectados

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha dejado de buscar supervivientes entre los escombros que dejó el devastador terremoto en la isla caribeña de Haití, según las agencias de información. Este anuncio, sin embargo, no fue confirmado.

Además de que paso de los días haya ido diluyendo la esperanza de los equipos de rescate, hay que tener en cuenta otro factor determinante: las situaciones de tensión que empezaron a registrarse el fin de semana a consecuencia de los saqueos provocados por una multitud hambrienta, que busca con desesperación algo de agua y alimentos, que llegan a Haití pero se distribuyen con gran dificultad.

Dichos episodios de tensión (que derivaron en enfrentamientos con la Policía), según citaba el diario «La Jornada» en su edición de ayer, propiciaron la retirada de los equipos de rescate en determinadas zonas (de los cuales algunos regresaron a sus casas), por temor a que pudieran resultar afectados por los disturbios.

El trabajo y la atención se centrarán, por lo tanto, en todos los afectados, tarea que no es baladí.

La organización Médicos del Mundo advirtió de que la falta de material médico sobre el terreno, principalmente antibióticos y antisépticos, está obligando al personal sanitario a practicar cientos de amputaciones que en otras circunstancias no serían necesarias. Los hospitales de la frontera dominicana con Haití también están «desbordados» y han comenzado a derivar pacientes a otras ciudades, según informó ayer la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.

Por otra parte, el Gobierno haitiano -que reconoció que tiene más alimentos que los que puede distribuir debido a problemas logísticos- apuntó a que la reconstrucción del país no se hará únicamente desde el exterior -Haití tiene un 80% de desempleados que podría realizar dicho trabajo- y que pasa por una estabilización económica del país.

Por ello, el presidente haitiano, Rene Preval, llamó, en la apertura de la Cumbre por Haití que se realizará en la vecina República Dominicana, a «reforzar las instituciones, la democracia, a crear trabajo e ir más allá de los millones». R.P.

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