La comunidad internacional se comprometió el miércoles a apoyar a Yemen financiera y logísticamente a cambio de que acometa una profunda reforma económica y social. Unas veinte delegaciones de países y organismos internacionales, incluidos varios árabes, Estados Unidos, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, se reunieron en Londres para analizar la situación de este país árabe, en el punto de mira de Washington tras el intento de atentado contra un avión estadounidense en Detroit.

Al término del encuentro, el ministro de Exteriores británico, David Miliband, subrayó que los desafíos de Yemen «no son sólo de seguridad, sino también económicos, sociales y políticos».

En opinión de los analistas, la colaboración de sus ricos vecinos del Golfo y de las grandes potencias es clave para sacar a este país de la miseria. Mientras que un 60% de los yemeníes viven bajo el umbral de pobreza y la tasa de desempleo alcanza el 34%, la renta per cápita en los países del Golfo es la más elevada del mundo y emplean a millones de extranjeros, en particular, asiáticos.

«El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) debe pensar seriamente en ofrecerle ayuda, aunque no quiera que forme parte de su grupo», considera el analista Abdel Wahab Badrakhan, residente en Londres.

En una entrevista publicada ayer por el diario árabe «Asharq Al-Awsat», el primer ministro yemení, Ali Mohammad Moujawar, afirmó que «Yemen necesita un plan Marshall de aproximadamente 40 mil millones de dólares. Lo que está sucediendo es fruto de la pobreza y de la elevada tasa de desempleo entre los jóvenes», resaltó.

«Creo que la verdadera solución a corto y medio plazo al problema del desempleo consiste en absorber esta mano de obra en los países del CCG. Al reducir el desempleo, podremos reducir el fenómeno del extremismo», añadió.