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Un retrato sincero a través de las cartas enviadas a un consultorio

El Festival Internacional de Programas Audiovisuales de Biarritz (Fipa) cerrará hoy sus puertas, con la entrega de premios a los mejores programas. Uno de los documentales de la sección oficial que ha destacado ha sido «Querida Doña Elena», del catalán Josep Rovira.
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Idoia ERASO | BIARRITZ

Con una estética moderna y ágil, «Querida Doña Elena» (2006) realiza un retrato realista de la sociedad española del franquismo. El documental, producido por la cadena catalana TVE3 y que se ha emitido en La 2, se basa en las cartas que las oyentes enviaban al consultorio sentimental de Elena Francis, toda una estrella radiofónica en su época. «Es un documental en donde se cuenta algo que es auténtico, con documentos de verdad. Le damos un ritmo diferente, al mezclar cartas muy duras y dolorosas con otras mucho más cachondas», explica su director Josep Rovira, quien ha acudido a Biarritz a defender su trabajo.

Las cartas guardadas y olvidadas fueron encontradas por unos obreros cuando renovaban una casa que en su día perteneció a la empresa Elena Francis. Miles de misivas que han sido leídas por los creadores de la producción: «Cuando lees estas cartas ves historias que te ponen la carne de gallina, incluso mucho más fuertes de las que incluimos en el documental. Había momentos en los que tenía que levantarme y salir a la calle para respirar. Son cartas que te cuentan la verdad». Violencia conyugal y familiar y pedofilia son algunos de los temas presentes en el documental.

«Querida Doña Elena» arranca con el testimonio de una mujer que relata los maltratos que soportan ella, sus hijos pequeños y su madre de manos de su marido. No sólo el relato es doloroso, también lo es la respuesta ofrecida por el consultorio, que invita a la oyente a tener «resignación, ya que el matrimonio es una cosa muy seria» y también le recomienda que rece a Dios, «que él nunca la dejará».

«De todas las cartas nos pareció que era la más significativa, por el hecho de que se trata de una mujer que cuenta un problema que todavía hoy sigue existiendo y no se ha resuelto. Además merece una respuesta increíble», dice el director.

Sonrisa y cariño

Pese a la crudeza de su contenido, en este trabajo el humor está muy presente a pesar de que los temas abordados sean de mucha gravedad. «Buscamos cartas en las que hubiese un poco de espacio para el humor. Por fortuna, eso ya ha pasado y no es una falta de respeto a la gente que lo vivió, sino todo lo contrario. Es un homenaje a toda esa gente que lo tuvo que sufrir, en especial a las mujeres».

Temas como los jóvenes que quieren bailar sardanas en la calle y el alcalde no les deja o la niña que quiere se aviadora dejan un espacio a la sonrisa. «Yo creo que uno de los grandes problemas de los documentales es que no dejan espacio al humor. Nunca he visto un documental divertido, como si fuera necesario que la historia fuera contada seriamente». Las cartas ofrecían a los gestores de la película un material muy rico pero que para un producto audiovisual suponía una limitación, que al final el equipo de producción convirtió en una virtud. Así lo explica Rovira: «Tuvimos un problema nada más empezar. Estábamos ante un material de mucha sinceridad y fuimos a buscar en los archivos habituales, que son la Filmoteca y el Nodo, pero en aquella época no se contaban esas cosas. De repente, nos acordamos de las grabaciones familiares y encontramos un filón».

La mentira china respecto al Tibet

«Tibet, le mensonge chinoise?» es el último trabajo del realizador Bernard Debord, ganador de un Fipa de Oro en 1997, y presente en esta edición del festivl. Este documental de este «experto en China», como el mismo director se presenta, trata de «responder a la propaganda china demostrando que es una gran mentira. He hecho este documental sobre el Tibet para demostrar cómo hace 50 o 60 años que China lo ocupa», explicó ayer el realizador. Para ello, en este documental de 52 minutos, se dan a conocer las diferentes versiones hechas públicas por el Gobierno comunista. Como respuesta, se muestran las declaraciones de refugiados que han ido dejando el Tibet en diferentes décadas. Todo ello ayudado con fotografías de archivo en blanco y negro, noticias televisivas de la época, películas que recogen la represión en la primavera de 2008, en vísperas de los Juegos Olímpicos. Las intervenciones del Dalai Lama, además de explicar el pasado, ofrecen una mirada al presente y al futuro. Hoy en día tan sólo un tercio de los habitantes de Lhasa es tibetano.

I. E.

HUMOR

«Yo creo que uno de los grandes problemas de los documentales es que no dejan espacio al humor. Nunca he visto un documental divertido, como si fuera necesario que la historia fuese contada seriamente», declaró el director Josep Rovira.

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