Han coincidido en el tiempo la publicaci�n de los alarmantes datos referentes al desempleo en 2009, con el anuncio por parte del Gobierno espa�ol de su intenci�n de ampliar la edad de jubilaci�n hasta los 67 a�os. Seguramente, no es ninguna casualidad. Quiz� en esta ocasi�n Zapatero pretenda matar dos p�jaros de un tiro al desviar la atenci�n sobre el porcentaje de parados y, de paso, tomar el pulso a la opini�n p�blica y a las fuerzas sociales acerca de su firme intenci�n de retrasar la jubilaci�n para, pretendidamente, sanear las cuentas de la Seguridad Social.

Dejando a un lado esta burda estrategia, y por si quedaban dudas, el PSOE, incapaz de articular una alternativa socioecon�mica que haga honor a su hace tiempo falaz denominaci�n (socialista y obrero, siguen diciendo) reafirma su decidida apuesta por el sistema econ�mico neoliberal tratando de empujar a la clase trabajadora a las fauces del sistema privado de pensiones. As�, no s�lo a�ade dos a�os a la edad laboral, sino que tambi�n pretende reducir el poder adquisitivo de los jubilados al ampliar (en un n�mero de a�os a�n sin determinar) la base de cotizaci�n sobre la que se calcula la pensi�n, periodo fijado en la actualidad en los quince a�os anteriores al retiro. Y, por si fuera poco, tambi�n amenaza con �medidas de control� para reducir del acceso a las jubilaciones anticipadas. El envite es grueso, pero la vicepresidenta primera, Mar�a Teresa Fern�ndez de la Vega, anuncia que la reforma ser� acordada con los agentes sociales.

A juzgar por las experiencias en reformas anteriores, tanto laborales como del sistema de pensiones, nada bueno puede salir para los trabajadores de ese pretendido acuerdo. Y precisamente de esa experiencia nace el profundo convencimiento de la clase trabajadora vasca de que s�lo un �mbito propio de decisi�n garantizar� a Euskal Herria quedar al margen de los modelos antisociales que imperan en los estados espa�ol y franc�s.