José Antonio Pastor acaparó el protagonismo que correspondía a Patxi López e Iñigo Urkullu en vísperas de la reunión que éstos mantuvieron el pasado 29 de enero en Ajuria Enea al poner en duda implícitamente la implicación de la Ertzaintza en la lucha contra ETA durante la última etapa del PNV al frente del Gobierno de Lakua. Antes del citado encuentro, el PNV exigió a López que, como secretario general del PSE, rectificara las insinuaciones de Pastor. Aunque esto no se produjo, Lakua utilizó un tono conciliador para superar la polémica y alabó la labor de los jeltzales al frente del Departamento de Interior.

Pese a que la reunión en Ajuria Enea se visualizó como un frío encuentro, ambas partes optaron por valorarla en clave diplomática, expresando su disposición al encuentro, al menos, en los aspectos relacionados con la estabilidad institucional y en el ámbito de las medidas para frenar el impacto de la crisis económica. Tal es así que, ayer mismo, desde Lehendakaritza se filtró que, en los próximos días, el Gobierno de López trasladará al partido de Urkullu un documento con los puntos de encuentro que constataron ambos dirigentes.

Según indicó la agencia Europa Press, de contar con el visto bueno jeltzale, ese documento sería el paso previo a la constitución de «grupos de trabajo comunes», en los que se implicarían los diferentes departamento del Ejecutivo.

«Insultos zafios y groseros»

El portavoz parlamentario del PSE tuvo ayer la oportunidad de contribuir a ese espíritu de colaboración, pero prefirió mantener el discurso del enfrentamiento. Es más, dirigiéndose al propio Urkullu, aseguró que no se quedará callado ante «el espectáculo bochornoso» del PNV, del que dijo que recurre a «insultos zafios, groseros y soeces» contra el PSE y el Gobierno de Patxi López.

En una entrevista a la cadena SER, Pastor se refirió a las declaraciones que realizó tras la operación de la Ertzaintza en Ondarroa y repitió las palabras que dieron lugar a la polémica. Tras precisar que no rectifica «nada», comentó que no quiso «echar tierra sobre las gestiones de la anterior Consejería, pero era evidente que, en los últimos años, por unos motivos o por otros, no se habían producido detenciones y que, quizá, se podría haber puesto más empeño en ello». No obstante, considera que «lo que realmente les ofendió» fue su frase de que «el PNV era un cierto gallinero en el que no se sabía quién es el que lideraba el partido».

Por su parte, Urkullu, como ya es habitual cada fin de semana, utilizó su blog para reiterar sus críticas al pacto que sustenta al Ejecutivo de Lakua, aunque se centró más en responder al líder del PP de Araba, Alfonso Alonso, que el sábado acusó a la formación jeltzale de ser «el tonto útil» en el que se apoya el Gobierno de Rodríguez Zapatero para sacar adelante sus propuestas en el Congreso español.

Urkullu replicó que si los dirigentes jeltzales tienen que hacerse «los tontos para ser útiles a Euskadi» -justificó su apoyo a Zapatero a cambio del «blindaje» del Concierto Económico-, lo seguirán haciendo. Y, en tono irónico señaló que Pastor «estará poniendo el grito en el cielo, no por el insulto [de Alonso], sino porque no se le haya ocurrido a él antes».