El área de la capital estadounidense se afanaba ayer en recuperar la normalidad -en vano, pues la ciudad permaneció paralizada durante toda la jornada- después de la peor tormenta de nieve de las últimas décadas, que ha dejado al menos dos muertos y ha mantenido a más de 350.000 personas sin electricidad.

La fuerte nevada, que no cesó durante dos días, dejó en muchos puntos capas de nieve superiores a los 75 centímetros. En ciudades como Baltimore, a 50 kilómetros al norte de Washington, ha sido la mayor nevada de su historia, con 91 centímetros de espesor de nieve.

«Ha nevado muchísimo. Vivo en Washington desde hace 30 años. Creo que es la mayor tempestad que he visto jamás», aseguraba Chris Rudy.

Tanto el tráfico aéreo de la ciudad, así como el vial y el ferroviario permanecieron interrumpidos de forma casi absoluta y la intención de las autoridades era recuperar la normalidad suficiente para que hoy se pudiera acudir a trabajar.

La tormenta afectó a más de 1.000 kilómetros de territorio desde el este de Indiana hasta Nueva Jersey, llegando incluso hacia a Carolina del Norte.