Venía advirtiéndolo Iñaki Alonso durante la semana. Hacía falta algo más que los once jugadores de campo para poder darle la vuelta a la situación del conjunto irundarra. Dicho y hecho. La afición unionista se vistió casi de corto para llevar a su equipo en volandas hacia una victoria importantísima para el objetivo primordial que no es otro que la permanencia.

Pero el triunfo final no fue tan fácil. Los jugadores guipuzcoanos sufrieron en sus propias carnes lo que significa jugar un partido de fútbol en Segunda División. Y es que, además del duro y peleado encuentro, el Unión tuvo que hacer frente a las expulsiones de Goikoetxea y Juan Domínguez en el tramo final del encuentro.

Los locales vencían por 2-1 en ese momento, pero aún quedaba un larguísimo camino hacia el minuto 90. Además, como ha sucedido a lo largo de la primera vuelta de la temporada, nada está finiquitado hasta el último pitido del colegiado.

No obstante, el Unión supo adelantarse en el marcador en el primer tiempo tras una falta al borde del área sacada con rapidez. Los pillos fueron Romo, Brit y Descarga. Este último no participó de manera directa, pero tuvo su importancia en el gol. Llamó a Romo para que se la pasase antes de que la barrera se colocase, pero el centrocampista prefirió cedérsela al delantero, que cruzó de manera perfecta ante Cabrero.

No tardaron los visitantes en empatar el encuentro, ya que siete minutos después Belencoso remataba de cabeza un centro desde la izquierda mandado por su compañero Hidalgo.

En la reanudación, el Albacete salió más enchufado, con dos ocasiones sin demasiado peligro. Entonces volvió a salir la clase irundarra. En el minuto 53, Domínguez ponía el 2-1 definitivo gracias a una excelente jugada protagonizada por Brit, que dribló a un rival por la izquierda y centró al segundo palo, de Descarga, que la puso atrás al primer toque, y del goleador Domínguez, marcando a placer.

Iñaki Alonso aprovechó el resultado favorable para reforzar el centro del campo con la entrada de Beobide por Aitor Sanz. A partir de ese momento, el encuentro se trabó demasiado hasta que en el minuto 82 el colegiado expulsó a Goikoetxea por doble tarjeta amarilla.

Con afición y oficio

Si ese contratiempo era poco, seis minutos después haría lo mismo con Domínguez, dejando al cuadro irundarra con nueve jugadores. O, mejor dicho, con diez, ya que el público salió al rescate. Con megáfono en mano, las diferentes peñas unionistas comenzaron a cantar y a desgarrarse las gargantas para contagiar a toda una afición volcada con su equipo.

Faltaban dos minutos -más los cinco de descuento que señaló el colegiado- para el final del choque. Pocas veces se ha visto a un estadio tan unido con su equipo, y eso dio motivación al conjunto irundarra, que defendió el resultado con sus garras a pesar de los intentos de ataque del Albacete.