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Iñaki Lekuona I Periodista

Servicio público

Marianne, el símbolo de la República, cuyo busto preside todas las alcaldías del hexágono, está embarazada. No se sabe cómo sucedió el acto carnal, ni cuándo ni en qué lecho ni quién pudo conocerla... Aunque todo parece apuntar al miembro más destacado del Gobierno, mas no por ello más grande: sí, sí, el propio presidente.

Así es, porque a falta de un análisis de paternidad, todas las pruebas indican que Nicolas Sarkozy es el autor de esta situación embarazosa que ya levanta polvos de críticas en todos los rincones del antiguo reino de Francia y de Navarra. Marianne, tocada con un gorro frigio blanco en lugar del rojo tradicional, ataviada con un largo y níveo vestido virginal símbolo de la monarquía francesa, aparece en un anuncio publicitario mostrando su vientre, pronunciado y presuntamente fecundo. El mensaje: que «Francia invierte en su futuro». Todo un eufemismo para anunciar que el Gobierno de París no tiene más remedio que endeudarse para hacer frente a la política de gasto de Nicolas Sarkozy, una política cuyo reverso son curiosamente los recortes sociales.

Embarazoso, sin duda, que el símbolo de la República se halle encinta. Más aún que se anuncie su estado con una campaña electoral de casi un millón de euros en un momento en el que el Estado se debate en una campaña electoral en la que la derecha que encarna el propio Sarkozy sufre un gatillazo electoral de miles de votos. Quien hizo la pub, hizo la trampa. «En periodo de crisis, la comunicación gubernamental es un servicio público», sentencia el cínico jefe de marketing del Elíseo, Thierry Saussez, uno de los hombres del presidente y verdadero responsable de este servicio púbico al servicio de la UMP.

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