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El Teléfono de la Esperanza de Araba pende de un hilo al quedarse sin apoyo público

La esperanza es lo último que se pierde, pero en el Teléfono de la Esperanza de Araba cada vez lo ven peor. Diputación ha retirado su financiación a un servicio que el año pasado atendió casi 6.000 llamadas.
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Joseba VIVANCO | GASTEIZ

«Mal, mal...», responde escueta Mabi, secretaria de la Asociación Teléfono de la Esperanza de Araba, al preguntarle si las gestiones para lograr financiación han conseguido despejar el horizonte de una prestación sin ánimo de lucro, que el año pasado cumplió treinta años con la amarga noticia de que la Diputación foral no les renovaba su convenio anual. La comunicación les llegó en diciembre y los afectados denunciaron hace un mes la situación en que quedaba el servicio. Desde entonces, ningún avance. «Si no hay ayudas, este año será el último del Teléfono», lamenta.

El Departamento foral de Bienestar Social justificó su decisión de recortar los 33.000 euros previstos en la existencia de otros recursos sociales para la atención de las personas a las que se dirigen estos programas. Desde esta asociación no niegan de manera rotunda. «Que sepamos, no hay ningún servicio de escucha como el nuestro. Sí que se financia a asociaciones que prestan ayuda `hacia adentro', es decir, para enfermos de cáncer, ludópatas... pero nadie que lo haga `hacia afuera', es decir, que atienda a la sociedad en general. Y ése parece ser el problema», aclara Mabi, que lleva 18 años en esta asociación.

Una respuesta que esconde, dice ella, la razón por la que ha sido «más fácil» cerrarles el grifo a ellos. «Aquí cualquiera puede llamar. Está abierto a todos, por eso mismo no hay un colectivo que pueda hacer fuerza para quejarse. Por eso mismo, políticamente es mucho más fácil dejarnos sin ayudas», añade.

Menos personal y horas

El año pasado, este servicio de escucha recibió casi 6.000 llamadas, un millar más que el ejercicio anterior. «La crisis se ha notado mucho», agrega. Soledad, depresión, angustia, tensión sicológica, problemas matrimoniales, madres solteras, marginación, comportamiento suicida, alcoholismo, drogadicción, ludopatías... son algunas de las razones que están detrás de esas llamadas. El recorte de fondos ha supuesto ya que en estos dos meses se hayan registrado cerca de 400 llamadas menos con respecto a las cifras de 2009. El teléfono diurno, el de la Esperanza, tan sólo atiende de 7.00 a 15.00, en vez de hasta las 22.30 como era habitual.

Cuatro personas, remuneradas, se encargaban hasta ahora de la atención telefónica y de la mucha gestión administrativa, ya que llevan a cabo otros programas de ayuda. Ahora, son sólo dos. «Se quedan muchas llamadas sin atender», se queja Mabi. Un panorama que la lleva a pensar en que «no vemos fácil la salida». Han llamado a puertas, pero, de momento, nada. Las subvenciones de Lakua para entidades sin ánimo de lucro en el ámbito de la intervención social es su último salvavidas.

La aportación de los más de doscientos socios y las ayudas de algunas entidades financieras les ayudan por ahora para no colgar el teléfono. Pero si esa financiación estable de cada año no llega, Mabi y su compañero Juanjo, que lleva 23 años descolgando al otro lado del auricular, dejarán de escuchar a esas miles de personas que buscan una voz amiga al otro lado de un teléfono que se resiste, por ahora, perder la esperanza.

el 945147014

El Teléfono de Esperanza en Araba atiende a toda persona en situación de conflicto o tensión personal. En 2009 atendió cerca de 6.000 llamadas, la mayoría de gente de entre 40 y 49 años.

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