Aunque la reforma se enfrentó con la firme oposición inicial del sector sanitario, este último ha dado un giro gradual en las últimas semanas. Y es que, con esta ley, el Gobierno creará en los próximos años 32 millones de potenciales clientes, marginados hasta ahora.

Como prueba de ello, las acciones bursátiles del sector se cotizaron al alza el pasado martes, después de que el presidente Obama rubricara la ley.

Los expertos dan por descontado el beneficio que supondrá para los laboratorios farmacéuticos que, a cambio, han accedido a bajar hasta la mitad los precios para las personas de edad cubiertas por el programa Medicare. Asimismo, el sector farmacéutico deberá abonar 23.000 millones de dólares en nuevos impuestos en los próximos años para financiar la reforma.

Los fabricantes de equipamientos médicos deberán abonar 20.000 millones de dólares y las aseguradoras otros 67.00 millones.

Estas últimas también se beneficiarán de la extensión de la cobertura a millones de personas, que deberán pagar sus primas. Por contra, tendrán prohibido rechazar a personas con problemas de salud anteriores, lo que representa una novedad que supondrá costes potencialmente más elevados.

No obstante, y como recuerda Kenneth Sperling, del gabinete de Recursos Humanos Hewitt Associates, entre los millones de nuevos asegurados habrá muchos que disfrutan de buena salud y pagarán sus primas sin engendrar grandes gastos, lo que compensará lo anterior.

Muchas aseguradoras han aumentado recientemente sus primas hasta en un 30%, 40% o 50%. «La cuestión es saber si habrá medidas correctoras», señala Marc Pado, analista de Cantor Fitzgerald. La nueva ley no prevé un control exhaustivo de los precios de seguros y medicamentos aunque se compromete a combatir las alzas de tarifas consideradas «no razonables o injustificadas».

El Gobierno espera que la creación de bolsas de pólizas de seguro en cada Estado permita la competencia y fuerce un descenso de los precios.

Críticas a la izquierda

La organización Médicos por un Programa Nacional de Salud compara la reforma con «ofrecer aspirina para el tratamiento de cáncer».

Insiste en que en lugar de eliminar el problema con la opción pública, «esta ley enriquecerá y fortalecerá a las empre- sas» del sector sanitario, que representa una sexta parte de la economía estadounidense.