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Bulder Propuesta

Salida bloquera exprés a la meca de Fontainebleau

Xixili Oruezabala y Antton Zabala nos proponen una visita corta y concentrada a los bloques de Fontainebleau. Entre otros, los bloqueros vascos nos adentran en los atractivos y espectaculares sectores de Bas Cuvier, Flanchard Isatis y Noisy-sur-Ecole.

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Andoni ARABAOLAZA

No es la primera vez, y no será la última, que hablamos en estas páginas de la meca del búlder europeo y mundial: Fontainebleau. Son pocos, por no decir ninguno, los auténticos bloqueros que no han fallado a la cita que exigen los bloques de grés de esa zona francesa.

Dicen que es imperdonable no realizar por lo menos una visita cada cierto tiempo. Y no sólo aconsejan a los fánaticos bloqueros, a aquellos que ya han olvidado qué es atarse una cuerda al arnés. Animan asimismo a todos los escaladores que practican diferentes modalidades, porque, añaden, los bloques de Fontainebleau no les van a dejar indiferentes.

Dicho y hecho. Dos escaladores vascos, Xixili Oruezabala y Antton Zabala, han sacado la misma conclusión de su reciente visita a la meca del búlder. «Algunos amigos que ya han estado allí nos animaron a visitar y gozar de los bloques del bosque de Fontainebleau. Dejamos las cuerdas en casa, pillamos las colchonetas y nos fuimos para la meca. Sin ningún lugar a dudas, la visita nos ha llenado en todos los sentidos. Ha sido una experiencia preciosa por muchos motivos: el paisaje, los bloques, el ambiente bloquero... Es casi indescriptible. Nos ha enganchado, y no tenemos dudas que volveremos», afirman los escaladores.

Tras su reciente estancia, Oruezabala y Zabala proponen a GARA una salida a Fontainebleau, pero, en esta ocasión, una salida exprés. Una ida y vuelta corta, pero intensa: «Sólo teníamos cinco días para realizar esta visita bloquera. Creíamos que iban a ser pocas jornadas, ya que sólo el viaje te lleva tiempo. Y es que está a unos 700 y pico kilómetros de Euskal Herria (a 50 kilómetros de París). Pero si te organizas bien, creemos que merece la pena. Nuestro objetivo fue centrarnos sólo en 3 sectores; ya sólo uno de ellos te da para más de dos meses».

Como adelantan los escaladores convertidos por unos días en bloqueros, para un viaje exprés hay que organizarse bien para sacar provecho de una visita tan corta. Así, los protagonistas de estas páginas proponen concretizar lo máximo posible: «Si te lo montas bien y te sale todo como esperas, la visita no es en absoluto estresante. En nuestro caso nos decantamos por tres sectores: Bas Cuvier, Franchard Isatis y Noisy-Sur-Ecole. Para ser nuestra primera visita creemos que acertamos. Los tres sectores tienen una aproximación muy cómoda, muy rápida, y, nos imaginamos que como los demás, son lugares muy bonitos. Los tres sectores están en un radio de unos 15 kilómetros. Por lo tanto, vienen muy bien para conocerlos. Bas Cuvier es seguramente el más famoso y está a escasos kilómetros del pueblo de Fontainebleau. Franchard Isatis es muy guapo. Y en Noisy-sur-Ecole tienen tres sectores a mano: Roche aux Sabots, Cul de Chien y Zen».

Ambiente especial

Para ponerse en marcha y no perder mucho tiempo, los bloqueros ofrecen al lector de GARA varios consejos: «Nosotros lo primero que hicimos fue ir a la oficina de turismo del pueblo de Fontainebleau. Allí compramos la guía de los históricos Montchaussé y Godoffe: «Escalade à Fontainebleau. Les sites plus beaux et blocs». Y también pedimos mapas de la zona y la previsión del tiempo. Nosotros tuvimos la mala suerte que nos toco la «giboulé», es decir, periodo de lluvias. Pero la cosa es alucinante. Menos un día, en los demás llovió, y, a pesar de todo escalamos todos los días. Si para de llover, en menos de media hora la roca se seca bastante y te deja escalar. Por otro lado, para no liarte con la guía demasiado, lo mejor es preguntar por un bloque muy conocido, y, así, te puedes situar mejor. Por ejemplo, en Bas Cuvier preguntas por «Helicoptere» (7a), y ya empiezas a situarte».

Sobre cómo encarar la actividad, con qué filosofía u objetivos, los protagonistas nos adelantan que blocaron con una perspectiva bastante parecida. Así, Oruezabala se presentó con un planteamiento más abierto: «Era mi primera visita y no me quería agobiar con un o varios proyectos. Fui con una mentalidad muy abierta. Y me explico. Escalaba casi todo lo que tenía por delante. Me daba igual una placa, un desplome, un techo... No miraba la guía. Si me parecía interesante y dentro de mi grado, pues le daba y ya está. No sé ni cuántos bloques hice. Eso sí, de vez en cuando le daba a algún proyectito».

Zabala, por su parte, al ser mucho más friqui que su compañera de viaje se apuntó en su lista particular varios bloques de grado y con mucha solera: «Como Xixili estuve dándole a muchos bloques, pero también quería apretar y no me salió mal la cosa. En Cul de Chien, por ejemplo, en menos de 15 minutos me saqué «Eclipse» (7c)».

Llega la hora de la valoración del viaje, y los dos escaladores llegan a la misma conclusión: «Lo de Fontaineblau es alucinante aunque no seas bloquero puro y duro. Nosotros hemos estado dándole junto a gente de Inglaterra, Japón, Suiza, Suecia, Alemania... No viene mal controlar el inglés. De todas las edades, desde 4 años hasta 6o y pico. Todos animándonos mutuamente en una ambiente muy sano. A pesar de sólo ser un viaje de 5 días merece la pena. Nosotros nos hemos quedado enganchados con Fontainebleau. Estamos seguros que volveremos».

la meca

Una visita de cinco intensos días a los bloques de Fontainebleau es la propuesta que nos realizan Xixili Oruezabala y Antton Zabala.

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