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ASTEA MUNDUAN

Entre susurros, los de siempre están llevando a Europa al precipicio

Iker BIZKARGUENAGA

Periodista

Más que el fuego y la rabia de las calles griegas, creo que la foto de la semana, la que muestra en qué punto nos encontramos dentro de eso que se ha venido a llamar «crisis financiera global», ha sido la de un desbordado Zapatero compareciendo ante decenas de periodistas en Bruselas. «No doy crédito, no doy crédito», era lo único que acertaba a decir el presidente de la que, decían, era la octava economía del mundo.

Le acababan de comunicar que un rumor en el que se aseguraba que el Estado español no iba a poder afrontar su deuda y que iba necesitar ayuda de la UE, había colapsado la bolsa española. Un rumor, algo así como un susurro en la oreja de la persona adecuada. Suficiente para mandar a la porra lo ganado en diez meses.

Lo mismo sucede cuando agencias como S&P, Fitch o Moody's -¿alguien sabría decir el nombre del presidente de alguna de ellas?- mandan un escueto comunicado de prensa bajando la nota a tal o cual país. Son las mismas agencias que hace dos años, cuando «había» que «reformular el sistema capitalista», eran señaladas con el dedo por todos los mandatarios por su responsabilidad en el origen de la crisis. Ahora resulta que basta con que señalen con el pulgar hacia abajo para que un país tiemble como un condenado. Estos mimbres sostienen el sistema capitalista; el de hace dos años y el «renovado».

Hace unos meses alguien susurro en la oreja de alguien algo sobre Grecia, y hoy las calles de Atenas arden. El eco de esos mismos susurros ya han llegado a Madrid, y a Zapatero ya no le queda crédito.

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