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La misma doble cara rojilla de la presente temporada

Los de Camacho lo bordaron en la primera parte: anticipación, combinación y llegada. Sin embargo, volvió a repetirse el efecto de toda la campaña, acabaron desinflándose y permitiendo que el rival le diera la vuelta.

ESPANYOL 2

OSASUNA 1

Natxo MATXIN

Como el resto de la temporada, Osasuna fue el equipo de las dos caras en Cornellá-El Prat. El compacto, combinativo y llegador de la primera parte, y el descentrado, confiado y fallón de la segunda. El resultado era lo de menos una vez conseguido el objetivo de la permanencia, pero el choque frente al Espanyol fue paradigmático de lo que ha sido la escuadra navarra a lo largo de la campaña a punto de finalizar.

Y eso que los navarros lo tuvieron todo de frente al adelantarse sin apenas haber rodado el balón. Kameni, ese portero al que muchos ensalzan pero cada que juega contra Osasuna la pifia, ayudó lo suyo para ponerse por delante en el electrónico a las primeras de cambio.

Vadocz está en racha y no desaprovechó otra de las oportunidades que le ofreció su técnico. De momento, el húngaro suma cuatro goles a falta de disputarse la última jornada, una cifra acorde a su posición y que testimonia que el magiar ya ha sabido aclimatarse a esta Liga y puede ser una pieza muy importante de cara a la próxima temporada.

Nadie se relajó pese al 0-1. Menos todavía el Espanyol, confiado en que los rojillos habían ido a Cornellá a pasearse. Josetxo tuvo que sacar bajo palos cuando Osvaldo ya había superado a Roberto y el cancerbero gallego metió la manopla después a un chutazo de Iván Alonso con su pierna mala.

Pero los encarnados siguieron metiendo el miedo en el cuerpo a una grada que reclamaba la presencia de su buque insignia durante muchos años, Raúl Tamudo, en el día de su despedida. Puñal no ajustó del todo su disparo para hacer el segundo y a punto estuvieron de conseguirlo en sendas llegadas tanto Azpilicueta como Rúper.

Drástico cambio

Todo el trabajo de los primeros cuarenta y cinco minutos lo tiró por la borda Osasuna en dos, entre el 49 y el 51. Los de Camacho dieron la impresión de salir con la «torrija», como ya les había ocurrido en anteriores oportunidades, y permitieron que los locales, necesitados de al menos un punto para firmar la salvación, dieran la vuelta al marcador sin apenas despeinarse.

A partir de ahí, el conjunto navarro se dejó llevar por la inercia y sólo al final apretó a un Espanyol que en este tramo dispuso de los mejores lances para ampliar la renta. Los periquitos se volcaron en enviar balones a Tamudo, con la idea de que su marcha se produjera por la puerta grande, anotando, pero Roberto lo evitó.

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