Patxi Izco aportó como razón principal para presentarse a la reelección el que no le gusta dejar las cosas a medio hacer, léase Ciudad del Fútbol y remodelación de El Sadar. Lo contradictorio de su argumento es que, tal y como reconoció el día de su tercera investidura, ello no depende para nada de la gestión que él y su junta puedan hacer en estos próximos años, sino de la actual coyuntura económica.

Es la pescadilla financiera que se muerde la cola: mientras la crisis no remita y el dinero inversionista vuelva a aflorar, los dos grandes proyectos para estos próximos cuatro años permanecerán en la nevera, ya que Izco admitió que no ve probable que surjan ayudas institucionales extras para tal fin ni que alguno de los patrocinadores le dé por meterse en el berenjal de sufragar proyectos de semejante magnitud. De momento, el presidente rojillo ya tiene bastante caballo de batalla en renegociar la deuda.