La actitud, el juego del primer tiempo y la actuación de Zubikarai, lo mejor para la Real
Joseba ITURRIA
La Real demostró en Gal que quería la victoria y que el Real Unión no podía tener una motivación mayor para conseguirla. Y esa actitud y el juego del primer tiempo, en el que fue muy superior al Real Unión, fue lo mejor de su partido. Lo peor fue la falta para concretar su dominio en goles, que en el segundo tiempo se equilibró el partido porque los cambios unionistas aportaron más que los realistas y que en los últimos minutos no se supo buscar la banda derecha en la que Zuhaitz Gurrutxaga estaba lesionado.
Al margen de lo colectivo, en lo individual lo mejor fue ver a Zubikarai dejar el campo como casi siempre que ha jugado con la Real, sin encajar un gol y con una gran parada. No ha sido nada fácil la temporada para él. Parecía que la portería realista iba a ser suya y ha necesitado que fuera cedido Toño Ramírez y resultaran lesionados Bravo y Riesgo para hacerse con la titularidad. De hecho, cuando no pudieron ser vendidos estos dos últimos le quisieron buscar una salida y vio cómo en la primera convocatoria Toño fue elegido por delante suyo. Luego fue Riesgo el elegido para ir convocado y jugar cuando el chileno iba con su selección. Sólo cuando en diciembre el guipuzcoano empezó a pensar en una salida pasó Zubikarai a ser el segundo portero y estuvo en ese puesto del escalafón hasta que se lesionó Bravo. Jugó dos partidos y, tras su expulsión en un partido en el que fue el mejor, Lasarte volvió a decantarse por Riesgo. Ahora podrá demostrar que podía ser el portero de la Real y aparecer en la fotografía del equipo que un día logró el ascenso. Será una justicia para un chaval con una vida muy difícil en lo personal y en lo deportivo.
Ha sido uno de los miles de niños que en este país han sido condenados a tener que jugarse la vida en la carretera en viajes de 1.000 y 1.600 kilómetros para poder ver unos minutos a un padre al que desde los 5 años, ahora tiene 26, sólo ha podido ver en casa en una fotografía. En lo deportivo eligió la posición más desagradecida, sin tener la planta ideal para ser portero. Pero una tranquilidad y un carácter tan extraordinarios como sus reflejos le valieron para ir desde Ondarroa a Zubieta en edad juvenil. Allí vio que la confianza en él no era grande. Por delante tenía a Riesgo, un año mayor, del que era suplente en el primer juvenil cuando el debarra pasó al Sanse y se le quedaba libre la portería. Pero le dejaron claro que no confiaban en él al subir a Ximun, de su edad, y bajarle a él al Easo. Tuvo que irse cedido al Aurrera de Ondarroa para poder llegar al Sanse y entonces empezó su calvario con el hombro. Tras superar la primera lesión y acceder a la portería del filial por la de Ximun, hizo una temporada excepcional que llevó al Eibar a pedir su cesión para jugar en Segunda. Apenas pudo jugar un partido porque una nueva lesión del hombro volvió a recordarle que en su vida nada iba a ser fácil. Cualquiera hubiera arrojado la toalla, pero se recuperó y el pasado año demostró su nivel cuando faltaba Bravo. Tan meritorio como su capacidad de superar los golpes o su nivel como portero es la forma de ser que le llevó a ser el primero que cuando acabó el partido contra el Rayo salió del banquillo para dirigirse a abrazar a Riesgo.