El hecho de que un Ministro de Fomento, que a su vez es vicesecretario general de un partido político que gobierna en el Reino de España, aparezca en un programa como «La Noria», es un fenómeno de comunicación partidista y gubernamental que deberíamos estudiar con un poco de atención. Entre otras cosas porque el conductor, Jordi González, contestó a algún periódico que al conocerse el acontecimiento había criticado la comparecencia, diciendo algo parecido a «este programa lo ven personas que leen unas un periódico y otras, otro, es decir ahora mismo nos están viendo lectores de todos los periódicos».

Me hizo pensar. Me hizo reflexionar. Me colocó ante una circunstancia que en ocasiones obviamos, o simplemente escondemos. No emitimos nada más que una opinión personal e intransferible que en ocasiones recibe el aplauso, el silencio o la postura en contra. Y es cierto, siendo este txoko lo más lejano a una editorial, muchas veces al opinar sobre un programa de televisión o un acontecimiento uno debe colocar en la balanza la respuesta de los lectores que ven ese programa o que están por ejemplo, a favor de Juanito Oiarzabal. Sigo meditando sobre el asunto.

Mientras tanto diría que Pepiño Blanco ha crecido desde que es Ministro de Fomento, o sea, del gasto público. Su actitud es bastante más de estadista, sabiendo discernir entre lo que es el gobierno de todos, y lo que es el corral de un partido político. Ha crecido de tal manera que se explica mucho mejor que el atrabiliario ZP, mucho mejor que la actual ministra de Economía. Mantiene su tipo Rubalcaba, que es un encantador de conceptos y en una entrevista radiofónica le hacen una pregunta y larga el manual sin respirar. Pepiño Blanco, parece ser en estos momentos, el activo más valorado del PSOE. Así está el patio y por eso acudió, sin corbata, al plató de Tele 5 a dejarse preguntar por derecha y centro, nadie de izquierdas estaba ni se le esperaba. Abrió la campaña de sucesión, además de aliviar algo de manera populista el desastre en el que viven. ¿Quién gana o pierde más? ¿La Noria o Pepiño Blanco con su aparición? Todos ganan algo. Se abre la veda televisiva de caza política menor.