Las elecciones primarias de ayer en EEUU para decidir quiénes serán algunos de los candidatos a las legislativas de noviembre se presentaban como un referéndum para demócratas y republicanos y, hasta cierto punto, para el presidente Barack Obama.

Las principales primarias se celebraron en Pennsylvania, Arkansas y Kentucky para decidir quiénes serán los candidatos del Partido Demócrata y del Partido Republicano al Senado.

Los resultados permitirán tener una primera aproximación de por dónde va el electorado y si se confirma el aparente descontento de los votantes con los políticos establecidos -sean del partido que sean- manifestado en las últimas consultas.

Derrotas como las de los demócratas en Massachussetts en enero o la sufrida en los últimos días por el senador republicano Bob Bennett -que sólo logró una cuarta parte de los votos necesarios para renovar su candidatura- apuntan a que los votantes están hastiados de la política tal y como está planteada y quieren reivindicar de nuevo aquel cambio que les prometió Obama en la campaña de las presidenciales de 2008.

En Pennsylvania, el veterano senador Arlen Specter -republicano durante 30 años hasta que en 2009 se pasó al bando demócrata- se enfrenta al desafío del congresista Joe Sestak, al que favorecen las encuestas ligeramente. Specter cuenta con el apoyo de la Casa Blanca, del gobernador y de los demócratas.