CIERRE DE LA PLANTA DE GAMESA EN ALTSASU
Las mujeres con hijos pequeños, las peor paradas
Nadie fue a trabajar ayer a la planta de Gamesa en Altsasu. De los 150 trabajadores, más de la mitad han acabado en la calle. Sólo 71 de ellos empezaron a trabajar recolocados en otras fábricas de la multinacional. Las mujeres con hijos pequeños, había 29 con reducciones de jornada, se llevan la peor parte.
Aritz INTXUSTA
El final ha sido duro, explicaba ayer Ubaldo Sola, presidente del comité de empresa, «porque hasta el final cabía la esperanza». Sola sigue confiado en que pelearon bien, defendiendo que la planta se quedara en Altsasu, porque gran parte de los trabajadores no podían marcharse a trabajar fuera. «Sabíamos que mucha gente no iba a poder ser recolocada. En la planta había 29 reducciones de jornada. Muchas madres con hijos pequeños que les hacen incompatible marcharse a trabajar demasiado lejos. Eso nos empujó a luchar hasta el final para mantener todos los puestos», afirma Sola. Han sido estas trabajadoras las que se han llevado la peor parte con el cierre de la planta, aunque Sola no ha salido mejor parado. Él es vecino de Iruñerria y había pedido su traslado a Agoitz, pero le han contestado que «no da el perfil». Lo mismo le ha pasado a otro de los delegados sindicales, Félix Blanco. «Está claro -afirmaba ayer Sola-. No cumplimos con el perfil... político».
«Llevo 12 años en esta empresa, casi desde que empezó. Estoy en estado, de cinco meses, y tengo otra hija de cuatro años. No puedo pagarme un alquiler en Agoitz, que está en unos 600 euros además de mi hipoteca aquí en Altsasu», explica Sonia Sanz. Ella es una de las que no ha querido ser recolocada y dice sentirse como una marioneta porque Gamesa «nos ha utilizado para enseñar y abrir plantas y luego nos deja tirados». Un caso similar es el de Edurne Arkauz, de Huarte-Arakil, que haría en diciembre 12 años en la planta de Altsasu. «Tengo dos hijas de 5 y 9 años. Mi marido tiene jornada partida y yo no puedo estar 11 horas fuera de casa», explica esta trabajadora que también ha renunciado a ser recolocada.
Xabi Rubio, divorciado y con una hija, tampoco ha accedido a la oferta de la empresa. Lleva 14 en la fábrica, desde que arrancó. «No quiero irme a Agoitz, que está casi a 200 kilómetros. Ahí no voy a tener calidad de vida. Nos han tratado como a perros, el despido lo hemos recibido por burofax. Recuerdo cuando nos regalaron un muñeco que decía «Lo importante eres tú». Era una gran mentira. Les da igual. Son las mujeres las que se han ido a la puta calle».
Sólo cuatro de los trabajadores que solicitaron una recolocación no han sido admitidos. Todos habían solicitado plaza en Agoitz, donde desde ayer trabajan 55 de los empleados de Altsasu. Diez más lo hicieron en Imarcoain y otros cuatro en Iruñea. Gasteiz acogió a uno más y el último fue recolocado en Tutera. Gamesa se había comprometido a recolocar a un 60% de la plantilla, pero nadie quiso presentarse a las plazas de Miranda de Ebro y dejaron sin cubrirse un puesto en Gasteiz y otros seis, en Tutera.
Los 79 trabajadores despedidos, por su parte, recibirán una indemnización de 30 días por cada año de contrato, con un tope de 12 años. Esta limitación afecta a quienes llevan desde el inicio trabajando en la fábrica del polígono Isasi, que empezó a funcionar hace 14 años.
El cierre ha supuesto un «mazazo terrible» para la comarca, denunciaba ayer el alcalde de Altsasu, Unai Hualde, de NaBai. En menos de un año han cerrado cuatro fábricas de las grandes: Recindsa, Isphording, Dinescon y, ahora, Gamesa. Hualde remarca que la plantilla de Gamesa era gente joven, con una media de edad de 35 años. «La empresa llegó aquí en 1994 y la gente había hecho carrera en esa fábrica, había encontrado una estabilidad. Trabajaban aquí y querían vivir aquí, por eso se habían lanzado a meterse en hipotecas, a tener hijos. Y eso da mucha vida al pueblo. Ahora esas esperanzas se han trastocado totalmente. Muchos no han podido asumir las recolocaciones», lamenta el alcalde.
En el Ayuntamiento de Altsasu se sienten «dejados y desatendidos». La semana pasada solicitó una reunión de urgencia con el Gobierno de Nafarroa, porque el pueblo merece una «explicación» sobre cómo va a taponarse la sangría de puestos de trabajo en la comarca. El plan de reindustralización que anunció el consejero de Industria, José María Roig, les pilla descolocados. «No sabemos nada -afima Hualde-. El martes pasado nos reunimos con el comité de Gamesa y tampoco tienen idea de qué es lo que pretende el consejero. En vista de cómo fue 2009, todos los ayuntamientos de Sakana reivindicamos un plan de reactivación real de la economía, no sólo parches. Pero el señor Roig se calla».
tres meses de lucha y decepciones
La pesadilla para los trabajadores de la primera planta donde Gamesa fabricó palas de fibra de vidrio arrancó el 25 de febrero. El comité convocó al gerente a una reunión ordinaria, como las que se hacían mensualmente en la planta. El orden del día trastocó la cita, el gerente informó de que Gamesa quería cerrar la planta. La multinacional hizo coincidir la mala nueva con la presentación de su cuenta de beneficios. Había ganado en un año 115 millones de euros.
Gamesa argumentaba el cierre en que el modelo G-52 se había quedado obsoleto, pequeño, para lo que demandaba el mercado. Las dimensiones de la planta de Altsasu eran insuficientes para trabajar en los nuevos proyectos de la multinacional, como el G-90 y «Olga», el gigantesco G-128 (el número con el que se identifica a los generadores equivale al diámetro en metros del rotor). La multinacional englobó el cierre con otros ERE temporales de otras plantas del Estado (Tauste, Sigüeiro, Miranda de Ebro y Medina del Campo), para que la decisión no quedara en manos del Gobierno de Nafarroa.
Sin embargo, Nafarroa no reclamó en ningún momento sus competencias para decidir sobre el futuro de la fábrica. Roig confió el futuro de la planta a Madrid, donde el Ministerio de Trabajo fallaría sobre la conveniencia o no de los cinco ERE en su conjunto. El Ministerio valoró un informe técnico elaborado por el Gobierno de Nafarroa y un escrito con las alegaciones jurídicas del comité de Altsasu y mantuvo una reunión en Madrid con el comité. La contundencia con la que ese informe técnico desautorizaba los argumentos de Gamesa avivó la esperanza entre los trabajadores. Sin embargo, todo fue un espejismo, el 7 de mayo Trabajo aceptó las pretensiones de la multinacional. La diputada de NaBai en el Congreso, Uxue Barkos, preguntará hoy mismo al ministro Celestino Corbacho, durante la sesión de control, por qué aceptaron el cierre.
La falta de implicación del Gobierno de Nafarroa, ha sido lo más criticado por parte de los trabajadores. Su actuación se limitó a apadrinar un informe técnico de cara a Madrid. De los cinco ERE presentados por Gamesa, sólo el de Altsasu se cerró sin un acuerdo. Los otros cuatro se negociaron en una plataforma de UGT y CCOO. Estas dos centrales reconocieron que el caso de Nafarroa era diferente, porque era la única que se enfrentaba a un cierre y porque su representatividad sindical (6 ELA, 2 LAB) rompía con la del resto. Pero a pesar de todo, Iruñea continuó sin hacer ningún movimiento. A día de hoy, sigue sin concretar cuáles van a ser las «actuaciones excepcionales» que plantea el Gobierno de UPN para sacar adelante de nuevo una industria en Sakana.
Sakana ha sido castigada en poco tiempo con el cierre de Dinescon, Recindsa, Isphording Hispania y, finalmente, con el de Gamesa. La plataforma Sakanan Bizi eta Lan recuerda que con esta cadena golpes al tejido industrial, en Altsasu el paro se eleva al 23%, afectando casi a uno de cada cuatro trabajadores activos. Para plantar cara a esta situación ha convocado movilizaciones este viernes, a las que LAB ya ha sumado su apoyo. La protesta se realizará a las 12.30 del viernes en Altsasu con un paro de dos horas y con concentraciones en todos los pueblos de la comarca a las 19.30. Según la nota del sindicato abertzale, «el gran responsable de lo que está ocurriendo en Sakana es el Gobierno de Nafarroa» que ha impulsado un «modelo socioeconómico desequilibrado y centralizador. LAB acusa al Ejecutivo de UPN de haberse dejado llevar por una «fobia antivasca» y condenar a la población a marcharse a otras zonas para poder trabajar. Asimismo, recuerda que ha sido el Gobierno quien ha aprobado más de 70 ERE en Sakana, convirtiéndose «en el gran aliado de la patronal». A.I.