No le faltó razón a Ivanovic en la rueda de prensa posterior al primer partido de la eliminatoria cuando dijo que el partido de Madrid se iba a decidir «en el último minuto». Nada más lejos de la realidad, el partido llegó con un asfixiante 77-77 a los últimos sesenta segundos. No obstante, ayer el oficio del Baskonia fue suficiente para certificar el pase a semifinales. Aunque hubo que sudar; y mucho.

Como si de un ejercicio de alquimia se tratara, Estudiantes y Baskonia intercambiaron los roles que adquirieron en el primer envite de la serie. Y es que los colegiales, enchufadísimos desde la línea de tres, pusieron contra las cuerdas a un Baskonia que padeció de grandes carencias en la dirección.

Germán Gabriel se convirtió en el ariete perfecto para los madrileños, mientras las desgracias se iban posando como una losa sobre la espalda de los baskonistas. Dos faltas excesivamente rigurosas contra Splitter y una técnica pitada a Ivanovic dejaban el marcador en un terrible 19-7. Sin embargo, los gasteiztarras remendaron sus errores y la caraja inicial dejó paso a un resultado más amable al final del primer cuarto: 25-19.

Tras el primer asalto, los espectadores estaban a punto de subirse a una montaña rusa de extremas sensaciones. Primero golpeó el Caja Laboral, que con un parcial de 0-7 tomaba de nuevo la delantera en el marcador (25-26), aunque un nuevo arreón de los colegiales, con los estelares Germán Gabriel y Pancho Jasen, volvía a aumentar las diferencias en favor de los madrileños. La profecía de Ivanovic ¯«tenemos que estar preparados para ganar en el último minuto del partido»¯iba camino de ser real: 46-44.

Con el objetivo de apretar el turbo cuanto antes, el Baskonia salió en tromba al tercer asalto. Un parcial de 0-9 dio gran ventaja a los de Ivanovic, aunque no se hizo esperar la respuesta, en forma de defensas zonales, del Estu. El coraje de los colegiales volvía a ser su mayor activo, mientras que el fondo de armario del Baskonia empezaba a marcar las primeras diferencias entre ambos equipos. Eliyahu, que volvía a jugar tras su larga lesión, y Herrmann se sumaron al zafarrancho baskonista, para colocar de nuevo tierra de por medio (58-64).

Los incansables Caner-Medley y Gabriel seguían empecinados en devolver la eliminatoria a la llanada alavesa. Pero el Baskonia huyó de fórmulas mágicas y volvió a sus principios. Combatió el corazón estudiantil, con más corazón todavía, y las pequeñas briznas de talento, como factor diferencial, permitían afrontar el combate final con un favorable 64-69.

Sustos de última hora

El Estu comenzaba a dar síntomas claros de agotamiento, y eso se veía bien a las claras en las defensas más holgadas que permitían al Baskonia jugar con más fluidez en ataque.

Era el momento de sacar los galones; de jugar con el tiento que se le presupone al favorito y gestionar la ventaja de la manera más eficaz posible. Pero el Baskonia volvió a pecar de benévolo. Al Estu aún le quedaba la última bocanada de aire, y sendos triples de Oliver y Lofton antes del último minuto volvían a poner el marcador en un brete: 77-77.

Sin embargo, resurgió el nuevo ídolo local. San Emeterio logró el triple decisivo para remachar un partidazo en el que acabó con 19 puntos. Y en el vaivén de faltas finales, el Baskonia tiró de aplomo para certificar su pase a la siguiente fase.