Las «mujeres» de sacerdotes católicos salen del armario
Relegadas a la clandestinidad, las mujeres que han compartido sus vidas con sacerdotes italianos han decidido salir a la luz y volver a poner en entredicho el celibato del clero, ya cuestionado con motivo de los escándalos de pedofilia que no dejan de salpicar a la Iglesia católica.
Gildas LE ROUX | AFP
Una docena de mujeres han unido sus fuerzas para enviar una «carta abierta a Benedicto XVI y a todos aquellos a los que le gusta definir el celibato obligatorio como un `valor sagrado'» (texto disponible en www.ildialogo.org).
«La idea de la carta surgió porque, en este periodo de tanta agitación, el Papa ha ratificado en repetidas ocasiones el carácter sagrado del celibato, así que nosotras nos dijimos que ya era hora de reacciones», señala una de las firmantes de la misiva, Stefania Salomone, de 42 años, quien ha compartido su vida durante cinco años con un sacerdote católico italiano.
Publicada el 28 de marzo, la citada carta, en la que sus firmantes dicen «esperar la eliminación» del «celibato obligatorio», había sido confidencial hasta que un sitio de información, Global Post, tuvo conocimiento de su existencia y la difundió.
«Sólo tres mujeres han accedido a firmar la carta con su nombre», se lamenta Salomone, «porque corren el riesgo de que al hacer pública su relación, sus compañeros sacerdotes rompan con ellas, lo que explica que todas las historias relatadas por estas mujeres sean relaciones ya terminadas».
Ése es también el caso de Luisa, de 38 años, quien mantuvo una relación con un religioso que ahora tiene 38 años, con el que tuvo un bebé.
Lo conoció hace seis años cuando era sacerdote en una parroquia a una cuarentena de kilómetros de distancia de ella: «Él vino a vivir conmigo, a su familia le dijo que vivía en la parroquia y en la parroquia que vivía con su familia».
«En mi pueblo, la gente actuó como si no pasara nada», relata, y añade que consideraron unirse a la Iglesia anglicana para poder vivir su relación sin tener que ocultarla.
Pero en última instancia, antes incluso de nacimiento de su hijo, que ahora tiene 20 meses, él decidió marcharse. «Fue muy duro: su familia le envió a un exorcista y me acusaron de brujería. En cuanto al obispo, me dijo que diera a nuestro hijo en adopción», recuerda con tristeza.
Su ex compañero ha visto a su hijo, que no ha reconocido, «sólo diez minutos» cuando tenía dos meses, «y eso ha sido todo». Luisa dice ahora sentirse «asqueada» por la actitud de la Iglesia católica. Siempre creyente, ha bautizado a su hijo en la Iglesia anglicana de Roma.
«Completamente inútil»
Stefania Salomone, que vive y trabaja en la capital de Italia, no tuvo hijos, pero su relación con un cura católico no ha sido menos dolorosa.
«Todo comenzó con una relación de confianza, una relación típica de las que se dan entre el sacerdote y quienes participan en las actividades de la Iglesia», señala. «Él no logró aceptar sus sentimientos. Él estaba muy desconcertado, no sabía como reaccionar», añade.
«No me sentaba bien, ya que se avergonzaba de sus sentimientos. Para él, me había convertido en algo incómodo, en una carga demasiado pesada, también como persona. Finalmente, consiguió negar sus sentimientos y poco después me dijo que me fuera», rememora Salomone.
«Creo que el celibato es completamente inútil. Fue introducido por razones económicas», sostiene Salomone, quien subraya que «la gente olvida que hubo 39 papas casados».
«No hay ninguna razón en el mundo que justifique que alguien niegue a otro un derecho fundamental», sentencia indignada.
Estos argumentos están comenzando a encontrar eco en el seno de la Iglesia católica. A mediados del pasado mes de mayo, sacerdotes católicos austríacos pidieron al Vaticano que abriera un debate en torno al celibato sacerdotal y la ordenación de hombres casados.