Crónica | ACT
Los números primos nutren de motivaciones la creación emergente
El festival ACT cerró su séptima edición con un palmarés encabezado por «On the road», el excelente trabajo de los coreanos de Jung Bo Kyung Dance Project, y con la consolidación de esta cita que contribuye a visualizar las inquietudes de los jóvenes creadores en el gran laberinto de las posibilidades de elección estética.
Carlos GIL
No solamente de las piezas a concurso en LaburrACT se vive en el Festival Internacional de Nuevos Creadores Escénicos que estos días está proporcionado miradas nuevas, ingenuas, aceptablemente inconformistas sobre la práctica teatral, especialmente en la danza, sino que se ofrecen obras que forman parte de los últimos cursos de algunas escuelas. Entre ellas pudimos ver un ejercicio muy formalista de los belgas de Krakatau, “Human interest”, que no logramos penetrar su frialdad y modulación hermética. Lo contrario de la Link Dance Company australiana, formada por egresados de diferentes escuelas que ofrecieron en “Dances for small Spaces” formado por diversas piezas en las que se exhiben las capacidades técnicas, dejando un espacio para el movimiento conjunto y la claridad de las coreografías, un uso del vídeo bastante incardinado en la dramaturgia y unas puestas en escena de rango profesional que le dotan de enjundia suficiente y dejan una buena tarjeta de visita de una formación que une el academicismo con la creación.
En la parte a concurso, Einav &Adma Nillissen presentaron “Technically you cannot be totally desesperate”, una propuesta muy bien historiada, con una línea interna de comunicación que quedaba atrapada en las tres intérpretes, como si se hubiera producido un cortocircuito con los espectadores, pese a contar con calidad y un buen nivel de ejecución de las bailarinas, y la utilización en escena de códigos caligráficos sugerentes.
“Ego-Bus”, de los israelitas de Danaka Dance, también con tres mujeres intérpretes, tres bailarinas, en una propuesta que utilizaba un vídeo como elemento fundamental en la dramaturgia, y que servía lo grabado como fuente de inspiración y conexión con lo que se traslada al escenario, y dando soporte a una historia basada en el viaje en autobús, es decir, en ese espacio en donde lo interior y lo exterior se confunden en la mirada del viajero. Técnicamente muy solventes, su coreografía se instala en un cierto clasicismo, donde las tres mujeres se expresan con soltura, configurando una pieza muy bien trabajada y con un resultado final más que aceptable.
Quizás la propuesta más extravagante, o la menos más provocadora en el sentido de utilizar elementos de la comedia de situación, de la pantomima, del juego cómico básico, es la presentada por los británicos de Trace Theatre en “Once upon a something”, con texto tratado como protocolo de conveniencias, que deja las puertas abiertas al disparate escénico y, sobre todo, a la interpretación, quizás sin adentrarse en experimentación alguna, probablemente a modo de desintoxicación, pero conjugando perfectamente sus objetivos con sus posibilidades artísticas reales, lo que le confiere una eficacia indudable. Cerró la jornada un trabajo muy especial a cargo del toledano Javier Vaquero y su “Danza primitiva 2”, desnudo, con su cuerpo tatuado como si fuera un mapa, una cartografía imaginada, y su juego escénico, su discurso filosófico, enfrenta el movimiento autóctono, el movimiento espontáneo del cuerpo humano, siguiendo sus impulsos internos, sus ritmos orgánicos o la convención de bailar con una música que se apropia del espacio creativo fundamental del intérprete, coaccionando estéticamente y configurando una caligrafía de gestualidades obvias que, en este trabajo, además de tratarlo de manera diferenciada, establecía unas categorías, unos rangos que, cuando menos, daban material para la reflexión, la diversión o la confesión de parte, especialmente debido a la calidad interpretativa, la coherencia de todo el conjunto de la propuesta.
Palmarés
Palmarés
El Jurado de ACT compuesto por Meritxell Checa, Carlos Gil, Danielle Groenberg, Justi Larrinaga y Arben Zharku, en la reunión celebrada al finalizar las actuaciones de todas las obras concurrentes al LaburrACT, deciden el siguiente palmarés:
Premio Arriaga-ACT dotado con 3.000 euros, a la pieza titulada “On the Road” de Jung Bo Kyung Dance Project, porque se considera la obra más completa, donde se unifican las ideas coreográficas, la dramaturgia y la interpretación, bajo un mismo concepto estético, con la música en vivo y directo, sabiendo conjugar de manera eficaz los conceptos de la tradición con la modernidad, consiguiendo un espectáculo de mucha fuerza y que logra atrapar a los espectadores.
En el apartado de menciones se otorgaron las siguientes: A la Mejor Dirección Coreográfica para “Lu Carmela”, de Ron Amit y Mor Shani; Mejor Dirección Teatral para Samuel Metclafe por la obra “As the flames rose we danced to the sirens, the sirens” presentada por Sleepwalk Collective; Mejor Idea Original para la propuesta titulada “90 Db”, presentada por Bárbara Bañuelos; Mejor Interpretación Femenina para Nicki Hobday por su papel en “Once Upon a Something”, de Trace Theatre, y la Mejor Interpretación Masculina para Manuel Rodríguez Rodríguez por su interpretación de “Limits”.