Raimundo Fitero
Reajustes
No debe ser nada fácil completar las parrillas de programación de estas próximas semanas meses en las televisiones generalistas. Aunque parezca una exageración, los mundiales de fútbol que empiezan la semana próxima generan bastante más incertidumbre de la que cada verano provocan los cambios de costumbres de las grandes audiencias y que propician defenestraciones, pruebas, experimentaciones o constantes usos de los fondos de archivo para reducir al máximo los gastos y sobrevivir. Con un Mundial de fútbol atronando, y como a los muchachos de la Roja del dé por ir pasando etapas, y llegar a las fases finales, algunas cadenas van a quedarse en mínimos históricos de audiencia.
Sin llegar a estas circunstancias inminentes, y comprobando como la caída de audiencias en las televisiones públicas de las comunidades autónomas es algo bastante generalizado, podríamos colegir de que el modelo actual está haciendo aguas y que si se contabiliza de verdad el gasto que representan estas televisiones creadas para mayor gloria de las mayorías parlamentarias coyunturales de cada lugar y no para defender una lengua o para dar imagen de país, comarca o región, nos sitúa ante una urgencia de resolución de unas dudas más que razonables. ¿Dónde está el umbral de utilidad de estas opciones audiovisuales intervenidas y fuera del mercado? Si está claro que han bajado en casi todos los lugares del estado español, con ETB en general a la cabeza, pero con una caída considerable en Canal Sur, o con el declive encadenado de TeleMadrid desde hace muchos meses, estamos ante claros mensajes de agotamiento del sistema.
O dicho de otra manera, desde que el fútbol está en manos de las privadas, los noticiarios están tan pegados al gobierno de turno, los programas de ocio y entretenimiento tan similares, las audiencias mucho más segmentadas por la TDT, el proceso de reformulación se ha abierto, y se tarta, una vez más, de una complejidad estructural que solamente se resuelve desde decisiones políticas que superen las coyunturas. Empiezan a ser inservibles hasta para la manipulación, por lo que los reajustes vendrán en cuanto se pongan, de verdad, a mirar al futuro.