Mientras las administraciones públicas agujerean el bolsillo de los trabajadores para obtener más recursos públicos subiendo el IVA, recortando salarios o eliminando prestaciones sociales, los «cazafortunas» de la banca privada, como es el caso del Banco Banif, ha iniciado otra carrera para captar nuevos recursos financieros entre los ricos. Los datos que hace unos días ofrecieron los responsables de Banif muestran lo desequilibrado e injusto del sistema fiscal, ya que beneficia claramente a quienes más recursos tienen y obliga a pagar más a quienes menos tienen. Según los datos de Banif, en 2009 en Hego Euskal Herria 35.829 personas acumulaban un patrimonio financiero, sin contar sus bienes inmuebles, de 37.502 millones, lo que representa un 44,4% del PIB. Es decir una pequeña parte de la población vasca, exactamente el 1,30%, acumula una inmensa riqueza económica. La crisis afectó a los ricos, porque perdieron un 23,5% respecto a 2007.

Hay que tener en cuenta, por otro lado, que estos datos contrastan con los oficiales de las haciendas forales donde figuran los datos del IRPF, Impuesto de Sociedades y, entre otros del IVA. No aparecen computadas estas fortunas. Hay que tener en cuenta que las rentas de trabajo tributan a un mínimo del 23%, mientras que las rentas de capital lo hacen al 18% y las grandes fortunas, que se esconden a través de las sociedades de inversión de capital variable (SICAV) tributan al 1%.

Según los datos de Banif y del estudio «Competitors» de la consultora DBK, el volumen potencial de la banca privada en el Estado español asciende a 386.100 millones, que es el patrimonio financiero superior a 300.000 euros de casi 400.000 personas. DBK reconoce que el crecimiento de la banca privada en 2009 fue del 5,5% respecto a 2008. Para este año las previsiones indican que aumentará en un 6% el patrimonio que controle la banca privada en el Estado español, mientras la crisis económica mantiene en el paro a 171.344 personas en Hego Euskal Herria, el 12,7% de la población activa y un 40% de la población ocupada recibe salarios inferiores al umbral de la pobreza, situado en 1.069 euros al mes.

La inacción de las haciendas forales para recuperar la llegada de recursos a través de quienes más tienen es llamativa. Se eliminaron los impuestos de Patrimonio y de Sucesiones y Donaciones; se rebajó el Impuesto de Sociedades para las empresas, teniendo en cuenta que sólo la mitad lo paga y, algo muy importante, no a un tipo del 28% o el 24%, como está estipulado en este momento entre las haciendas forales, sino por debajo del 17% de media.

A nivel internacional, el G-20, incluso, está reculando en cuanto a imponer una tasa a los bancos para lograr ingresos ante la crisis que está dejando a las arcas públicas maltrechas, antes ya rechazó poner fin a los paraísos fiscales que se extienden por el mundo y que acumular una riqueza no inferior a los 15 billones de euros en estos momentos. ELA y LAB, por separado, han explicado la necesidad de actuar en torno a la fiscalidad. Rafa Izquierdo, secretario de Política Económica, y Ainhoa Etxaide, secretaria general de LAB, reclamaron «una reforma de la fiscalidad«, porque, de los contrario, «no saldremos de la crisis». Mientras que Adolfo Muñoz, «Txiki», secrertario general de ELA, y Mikel Noval, secretario de Políticas Sociales, recordaron que la falta de recursos económicos que aducen en este momento los gobiernos se soluciona ajustando la presión fiscal media europea, lo que permitiría la entrada de 5.300 millones a las arcas de las haciendas de Hego Euskal Herria, sin tener que llevar adelante los recortes sociales contra la clase trabajadora, fundamentalmente.